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Cuando el barrio aplaude: así nació la leyenda del Michael Jackson cartaginés
En Cartago, Gerardo Cordero conquistó a su comunidad con humildad, voluntad y un talento para bailar que desarma cualquier tristeza.

En Cartago, Gerardo Cordero conquistó a su comunidad con humildad, voluntad y un talento para bailar que desarma cualquier tristeza.

Desde hace tres décadas, un árbol en San Joaquín de Flores se llena de platos reciclados con buenos deseos. La comunidad se reúne, escribe y celebra un ritual heredado que sigue creciendo.

Ignacio Montero reúne 73 villas en una estructura que monta con su familia. Cada año suman nuevas piezas y nuevas historias en un proyecto que convirtió su casa en un pequeño universo iluminado.

Con su carrito de copos y sus boleros, Rafael Navarro transformó la plaza de Santa María en un refugio de historias, gestos dulces y pequeñas ceremonias de afecto que el pueblo se niega a olvidar.

La Arboleda Salazar creció de un pequeño proyecto familiar a un rincón donde el café, las coronas de adviento y la calma del paisaje ofrecen una auténtica experiencia navideña.

Rompopes y Cremas Don Nino nació como homenaje al abuelo de su hija y se convirtió en un negocio que destaca por sus sabores caseros, procesos naturales y una historia que sigue viva en cada preparación.

La sazón de Doña Nora, formada frente al fuego desde niña, mantiene viva una tradición que hoy comparten también sus hijos.

Llegó sin empleo y con dudas, pero Nancy volvió a los sabores de su infancia para crear un negocio familiar que hoy crece con fuerza en redes y en cada pedido que recibe.

Mariangel Muñoz dejó atrás el sueño de estudiar Medicina para criar a sus hijos y, desde su cocina, levantó Dulce Azul, un ejemplo de que los sueños también pueden cambiar de forma y seguir creciendo.

La papa roja y la zanahoria de Chicúa viajan hasta Oreamuno, donde el tamal toma forma gracias a recetas que sobreviven al tiempo y mantienen viva una identidad culinaria.

Los videos de Jonatán González han encontrado una comunidad que ve en su historia una ruta posible hacia la independencia, la creatividad y la vida vivida sin miedo.

A sus 81 años, sigue cultivando con la misma fuerza y ternura con la que ha guiado a su comunidad durante décadas.

Hay lugares que no solo se visitan, sino que se viven. Este jardín es uno de ellos.