Las fechas del 5 y 6 de diciembre en el Estadio Nacional suman más boletos disponibles; ingrese aquí para conocer precios, zonas habilitadas y cómo acceder a las localidades recién liberadas.
Su montaña perfecta, su iglesia negra y su playa llena de vida muestran cómo esta región ofrece en pocas horas lo que la isla entera revela en días.
En entrevista con este medio, un día después de su triunfo en MQB, Mariana habla del abrazo de su familia, la fe que la sostuvo y de cómo el miedo también puede bailar cuando se enfrenta con amor.
Tras una depresión profunda, la artista renace con un álbum que fusiona mantras, tambores aborígenes y electrónica sanadora, mientras impulsa un proyecto ambiental y comunitario en Ciudad Quesada.
Jökulsárlón cambia a cada hora: fragmentos del glaciar se desprenden, flotan hacia el mar y terminan brillando en Diamond Beach mientras el paisaje revela su memoria milenaria.
Un segundo avión con parte del montaje del “DeBÍ TiRAR MáS FOToS World Tour” aterrizó en Costa Rica, incluido el set escenográfico conocido como “la casita”, a pocos días del primer concierto.
En los años noventa, una avalancha glaciar arrasó este paisaje, dejando una cicatriz que hoy recuerda el poder del hielo y la memoria geológica de Islandia.
Desde su colina, la iglesia de Vík í Mýrdal contempla el Atlántico y duerme bajo la sombra del volcán Katla, recordando que en Islandia la quietud también puede estremecer.
Svínafellsjökull, una lengua del Vatnajökull, se convirtió en un set natural helado donde el director trabajó con temperaturas brutales para recrear uno de los mundos más memorables de la película.
En esta planicie creada por el volcán Laki, el musgo cubre cada grieta como un manto suave que transformó una tragedia histórica en un paisaje casi irreal.
En Diamond Beach, el glaciar libera trozos de hielo que el Atlántico devuelve como diamantes, creando un paisaje único que nunca se repite dos veces.
Entre acantilados de basalto y luces azuladas, esta formación natural ganó fama tras aparecer en Star Wars: Rogue One y se convirtió en un símbolo del sur islandés.
En la costa sur de Islandia, Reynisfjara deslumbra con su arena negra y su historia volcánica, una muestra de cómo el hielo y el magma aún moldean esta tierra joven.
