7 de febrero de 2022, 8:07 AM

Carlos Aguirre / Consultor Desarrollo Humano Estratégico.

El pasado 30 de enero se jugó la final del primer Grand Slam del año: el famoso Abierto de Australia 2022 entre Daniil Medvédev (2°) y Rafael Nadal (5°).

El partido fue una verdadera montaña rusa, porque Medvedev empezó con todo y se llevó los dos primeros sets con comodidad, pero en el tercer parcial despertó la fiera de Nadal y niveló el partido, para así llevarlo al quinto set, quizás uno de los mejores de la historia. Cinco horas y veinticuatro minutos duró este maravilloso partido de tenis, en donde el mundo vio nuevamente a Nadal luchar y no darse por vencido. Se trató de una gran hazaña de parte del español y de su oponente Medvedev, quien pronto posiblemente llegará a ser el número uno en este deporte.

A pesar de lo anterior, Rafael Nadal ganó ayer su Grand Slam número 21, superando a cualquier tenista por ahora. Sin embargo, lo relevante no es que ganara este abierto, porque ya lo había hecho antes, lo importante es el modo en el que lo hizo y los aprendizajes que nosotros podemos extraer para la vida, los equipos deportivos en general y los equipos de ejecutivos. Desde el ejemplo de Nadal y esta final del tenis, nos resultaría posible aprender muchos valores, en donde cada uno extraería los propios, pero enlistemos algunos en los que quizás coincidamos:

1. Disciplina: tener el talento y las condiciones adecuadas para destacar no es suficiente. El talento es la base, pero sin esfuerzo no se consigue llegar a la meta. Posiblemente, nosotros conocemos a muchas personas, tanto en el campo de los deportes como en el ejecutivo, quienes no han llegado más lejos debido a que no están muy bien calificadas en este valor.

2. Ambición: la fortaleza mental de Rafa Nadal, unida a su ambición y talento, han hecho que venza en partidos increíbles contra rivales muy fuertes, en donde pareciera más fácil salir derrotado que ganarlo. Estas victorias han sucedido a pesar de que las justificaciones o las excusas para fracasar podrían ser muy válidas: “¡ah!, es que juego contra un chico de tan solo veinticinco años” o “es que Medvedev está casi de número uno”.

3. Perseverancia:  a pesar de las dificultades y los problemas, Nadal nunca se ha rendido. Lo que fácilmente habría doblegado a cualquiera, en el caso del mallorquín fue todo lo contrario. Si vas a querer ganar, tienes que llegar a darlo todo, no te puedes guardar nada para el siguiente Slam.

4. Humildad: relativizar los éxitos ayuda a no perder la perspectiva y nos permite seguir adelante con nuevos objetivos.

5. Serenidad: Nadal mantuvo la serenidad en los momentos de más presión de la competencia. Nadal mantuvo la serenidad cuando estaba a punto de ganar y falló golpes que, normalmente, son fáciles. Nadal mantuvo la serenidad en su discurso al recibir un premio, cuando dijo que quería ser recordado como una buena persona, más que como un buen tenista.

Estos son los valores que fueron puestos en práctica en la competencia final de cinco horas y veinticuatro minutos, aunque, posiblemente, podríamos encontrar aún más.

¿Cuáles de estos valores nos hacen falta vivir en nuestros emprendimientos, con nuestros equipos y, en lo más importante que tenemos, nuestra propia vida? Admiramos mucho a ganadores como Nadal, pero nosotros también somos como ellos o podemos llegar a serlo.