POR Diana Vásquez | 19 de noviembre de 2025, 17:55 PM

Con 110 años encima, don Bernabé Córdoba es uno de esos hombres que parecen haber hecho un pacto discreto con el tiempo. Nació en Bagaces, Guanacaste, pero desde hace décadas su vida transcurre en Salitral de Santa Ana, donde cada amanecer llega como un visitante más: sin prisa, sin ruido, sin urgencias.

El cuerpo acusa los años, porque esa es su obligación, pero la memoria permanece sorprendentemente firme. Él recuerda el campo con la naturalidad de quien lo habitó desde niño, las caminatas largas de juventud, las temporadas de trabajo en un país que todavía avanzaba despacio. Habla con serenidad, como si cada frase necesitara el espacio justo para asentarse.

A su alrededor, su hija y sus nietas lo acompañan con la calma de quien cuida algo que no quiere que se rompa. Son su soporte diario, la mano extendida que ahora devuelve, con ternura y paciencia, lo que él sembró a lo largo de una vida entera.

La casa es sencilla y luminosa, abierta como se abren los hogares donde siempre entra alguien a contar o escuchar algo. Ahí se guarda más que la historia de un hombre centenario: se conserva un fragmento vivo de esa Costa Rica que se reconoce en la honestidad del trabajo, en la nobleza y en la sencillez.

Porque don Bernabé no se ha limitado a cumplir años; los ha vivido con un propósito limpio, con humildad y con la esperanza de quien mira el futuro sin miedo. Y tal vez ahí se esconda el secreto de su larga vida.

Para conocer más sobre esta historia y ver los momentos compartidos con don Bernabé, le invitamos a repasar el reportaje en el video disponible en la portada del artículo.

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