POR Mariana Valladares | 14 de diciembre de 2025, 11:04 AM

Toledo Wolbrom Prescod —mejor conocido simplemente como Toledo o Toledo Again— es uno de los artistas más influyentes y longevos de la escena urbana y reggae de Costa Rica. Nació el 17 de enero de 1981 en Londres, Inglaterra y trasladó su vida al país desde muy pequeño y creció entre distintas culturas, lo que se ha reflejado a lo largo de su carrera musical.

Con casi tres décadas de trayectoria artística, se ha destacado por fusionar géneros como reggae, dancehall, hip-hop y sonidos urbanos, creando un estilo propio que lo ha convertido en referente de la música costarricense. Comenzó su andadura en la década de los 90 y lanzó sus primeras canciones en 1998, acercándose al público mediante sencillos que resonaron rápidamente en las emisoras del país.

Además de su labor como músico, Toledo ha incursionado en el desarrollo de otros talentos y proyectos creativos dentro de Costa Rica, apoyando a artistas emergentes y consolidando su marca personal a nivel nacional y regional.

Recientemente, el artista vivió uno de los momentos más emotivos de su carrera. En la tercera visita del artista Benito Antonio Martínez Ocasio al país, conocido como Bad Bunny, Toledo fue invitado a "La Casita", segundo escenario del artista puertorriqueño. Pero la emoción de Toledo no fue la invitación del artista del momento, sino la euforia de los más de 50 mil fanáticos presentes que gritaban con euforia "Toledo" y "El Sarpe".

En esta entrevista con Teletica.com, Toledo reflexiona no solo sobre su proceso creativo y su carrera, sino también sobre lo que significa ser auténtico y representativo de la cultura costarricense, el Caribe y la música que lo define.

Devolvamos en el tiempo… ¿Cómo llegó usted a Costa Rica?

— Bueno, entonces devolvámonos un poquitillo más. Yo nací en Inglaterra, en el sur de Londres. Después de ahí me vine para Costa Rica al año, con un año, directo a Sarapiquí, La Virgen. Ahí nos quedamos viviendo un tiempo. Mi hermano, Dj P, nació en el 84 en Ciudad Quesada. Pero íbamos mucho a Limón porque mi tata exportaba a Inglaterra, por eso fue que se vino para Costa Rica. Me devolví a Inglaterra para hacer toda la escuela, hasta sétimo, y después de sétimo me vine para acá para hacer mi colegio aquí. Y de ahí no más, me quedé viviendo en Costa Rica. De ahí en adelante prácticamente llevo más años en Costa Rica que en Inglaterra, pero más tico que inglés, la verdad. Los ingleses lo que me dieron fue un buen pasaporte, gracias a Dios.

—Cuando ustedes llegan acá a Costa Rica, usted tenía un año. ¿Lo hacen porque sus familias ya tenían raíces acá o por una situación laboral?

—Mi papá importaba… y la familia importaba de Europa frutas y vegetales exóticos, que son lo normal de aquí: banano, yuca, chayote, etc. Entonces vino a Costa Rica porque había más variedad para poder exportar para afuera. En un país podía conseguir todo lo que ocupaban para exportar, en vez de ir a comprar mango aquí, comprar no sé qué allá. Eso es como la idea. Por eso fue que vino a Costa Rica, y porque a mi tata le encantaba, la verdad, por supuesto.

—¿Cómo fue crecer en Costa Rica y adoptar esta nacionalidad como suya? 

—Lo único que me dieron los ingleses fue que nací allá, pero toda mi vida ha sido Costa Rica, ¿verdad? Yo… todas las cosas buenas de mi vida, o las cosas que uno se recuerda, las mejores memorias, nací en Costa Rica. Mi esposa es tica, mis hijos son ticos, mi profesión es tica, el colegio que me recuerdo bien es tico. Los ingleses me dieron que puedo hablar inglés, ¿verdad? Pero no era mucho de adaptar porque era niño. Entonces, para mí estar aquí era sol doce veces al año… o lluvia, pero no frío, ¿verdad? Y aprendí a hablar bien español. Bueno, el español que hablo fue en el Luis Dobles Segreda en el 93, que fue cuando llegué aquí para ya estar en el colegio. Pero adaptar fue parte de la vida: mis papás estaban aquí y aquí nos quedamos. Después mis papás se fueron porque se divorciaron, y me quedé yo y mi hermano. Nos quedamos solos, y al divorciarse quedamos solos, y nunca quisimos devolvernos.

—¿Cómo fue esa infancia suya y si desde ese momento ya tenía ese amor por la música?

—Desde que yo me acuerdo nosotros bailábamos breakdance, hacíamos beatbox desde niños. Yo escribía letras de hip hop desde que tengo… desde que me recuerdo, seis años tal vez, desde que tengo seis, siete años. Más en esa época, cuando el hip hop empezó, era como la calentura de la calle: todo el mundo lo estaba haciendo. Y siempre nos cuadró la vara. Realmente siempre lo hacíamos aunque no ganáramos plata. Siempre lo hacíamos porque era como el hobby, el pasatiempo. Vivíamos de eso, viajábamos donde fuera, donde había esa nota, porque estábamos inyectados con el movimiento de música urbana, que es reggae y hip hop más que todo en esa época.

Después era la vara: de chamaco… Mi tata era drogo, tenía problemas de adicción. Entonces prácticamente yo y mi hermano crecimos solos, entre comillas. Sí estaba mi tata, pero no estaba mi tata. Mi mamá se fue cuando yo tenía doce y mi hermano tenía nueve. Entonces, por ahí anda pues toda la identidad.

—¿Cómo fue la primera vez que pisó una tarima?

—La primera vez fue en el 96. La primera vez de sonar en radio fue en el 97. El primer número uno en radio fue en el 97, que era Kike y Toledo. Y después de ahí siguió. Yo nunca tomé la decisión de “voy a hacer esto”. Es algo que yo hacía y ya. Porque aunque fuera sin plata, lo íbamos a hacer, porque era un pasatiempo; estábamos enfermos con la nota. Cuando yo estaba… yo, mis amigos que estaban alrededor mío y DjP, mi hermano, todos.

—¿En qué momento de su carrera se da cuenta que la música no es solo un hobby, no es solo cantar en el colegio, sino que puede ser su profesión?

—Nunca. O sea, aún es mi profesión, claro, pero yo siempre estoy viviendo mi sueño. Pero no fue… Era como… usted piensa y toda su energía es proyectada hacia una meta, una causa. Eventualmente ahí es donde la vida te va a llevar, ¿verdad? Hay que pensar positivo y siempre ver hacia la dirección que usted quiere que su vida vaya, ¿me entiende? No sé si me explico. Y esa era la vibra.

Después de ahí firmé con Sony Music a los 19. Lo que era la industria musical ya no era la parte artística, sino la parte del negocio. Me di cuenta de que las disqueras eran un poco erratas. Entonces tomé la decisión de hacernos independientes. Que fue eso: empezar a comprar equipo para el estudio y grabación, nuestras propias cámaras, nuestra propia carrera. La primera canción totalmente independiente mía, con video y todo, fue en 2008.

Después de ahí empezamos a producir, porque ya nosotros teníamos nuestras propias herramientas: propio estudio, cámaras, computadoras. Y buscábamos nuestra propia forma de precariarnos porque no queríamos usar disqueras. En ese tiempo tampoco había… bueno, acababa de salir YouTube, pero no era lo que es hoy. Le gusta mucho a artistas y personas independientes como nosotros porque no estamos firmados con ninguna disquera, ¿verdad?

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—La semana pasada hablábamos del fenómeno Bad Bunny. ¿Cómo describiría usted esta transformación del género y qué opina al respecto?

—Ah pucha, creo que preguntó de más. Me inspiré, sí. Ok, le voy a decir algo. Primero que nada, estos artistas, con la parte técnica… lo que son tarimas y sonido y todo eso ahora. Estos cantantes: desde Romeo Santos, Marc Anthony, Don Omar, Bad Bunny… Toda esta gente, ¿verdad? Y Daddy Yankee es amigo mío. Somos muy compas nosotros.

Cuando vino Bad Bunny la primera vez… bueno, la última, no esta, sino la anterior, él me invitó y estuve backstage con ellos. Eso es lo que no había casi en ese tiempo. Era la que era con Un verano sin ti, ese show. Entonces yo estuve con todos mis compas, mi doña, mis chamacos, ahí estábamos. 

Me fui de fiesta el viernes, canté el viernes —el mismo viernes de Bad Bunny, el primer show de aquí ahora—. Yo cantaba cuatro shows. El último, el show de Mercadito, y los amigos míos que estaban con Bad Bunny. Y después me dicen: “¿Por qué no te viniste a la casita hoy?”. Y les digo: “No pude, este es mi último show”. “¿Mañana cómo estás?”. “Tengo dos shows”. “Veníte a la casa mañana, por favor, ya está la invitación”. Y yo: “Claro”.

Tenía que ver las graduaciones que tenía para decir… Lo grabamos de ocho a nueve en la casita. Entonces, el señor del fútbol party me ayudó y me fui para la casita. Me trataron como un rey, tomé guaro, me tiré el show —esa parte del show— porque después de ahí me fui directo para Picachos a seguir trabajando. Entonces no pude tirarme el show completo. Después me fui para Pedregal. Ya andábamos trabajando.

Pero era un vibrón: la energía del estadio, todo el mundo gritando Toledo, El Sarpe, Nunca había sentido tanto amor en un lugar hacia mí en ese aspecto. La gente gritaba “Toledo”, gritaban “Sarpe, sarpe”. Decían que si yo cantaba… obviamente me hubiera encantado cantar, pero es un poco más difícil que eso, hay que organizarlo. Solo con la invitación que me hicieron a la casa estoy más que contento. Me invitaron de buena nota. No fue que yo extendí la mano. Yo soy amigo de mucha gente, tenemos muchos amigos en común también. Pero sí fue prácticamente así.

Había dos amigos con los que estaba riéndome porque no podía creer la cantidad… parecía un gol en el estadio. La gente gritaba. Yo me quedaba asustado. Y los amigos de Bad Bunny que estaban en la casa me decían: “El Sarpe eso lo piden mucho, eso no es normal”. Pero sí, es un vibrón. Yo disfruté eso. Por lo menos un poquito, estuve en el show con la gente y sí me gustó mucho.

—Y que este éxito que usted tiene y que lo comparen con Bad Bunny, que pidan que Toledo cante con Bad Bunny… ¿cómo se siente?

—Orgullo. Satisfacción. Felicidad. Felicidad con lágrimas, pero de felicidad, ¿me explico? Un montón de sentimientos como de agradecimiento. Yo soy malo para expresar, pero estoy tratando. La gente demuestra amor… es como una mezcla.

Mi hermano me entiende. Él ha sufrido igual que yo, ha trabajado y tiene la misma pasión que yo, o hasta más. Entonces cuando uno ve que todo está saliendo como uno lo soñó algún día, hay como una satisfacción de… Déjeme… aquí está. ¿Usted vio la película de Will Smith, En busca de la felicidad? Al final, cuando consiguió el break, y el mae aplaude ahí afuera… Yo vi esa película y lloro cuando pasa esa parte.

Ese sentimiento. Eso es lo más cercano que puedo explicar de lo que yo sentía. Es como satisfacción, felicidad, amor. Y usted no sabe si gritar, si aplaudir, si llorar, si reír… ¿me entiende? 

—¿Qué siente que lo emocionó más o que lo llenó más como artista? La primera vez que se escuchó en radio, o esta vez que vio el Estadio Nacional, como usted dice, en vez de gritando un gol, gritando que Toledo cantara El Sarpe.

—Hay épocas en la vida, stages, como niveles y cosas. O sea: la primera vez que usted se sube a una tarima y la gente corea una canción suya, es otro high riquísimo, ¿verdad? Cuando la gente te pide fotos en la calle… porque uno va paso a paso para llegar a cien.

Y empezando aquí, como le estaba explicando ya, la siguiente es: hay que pensar en grande. Me encantaría hacer un concierto en el Nacional, o sea, llegar a lo que pasó ahora con Bad Bunny, la energía. El siguiente paso es: ¿por qué los ticos no podemos hacer un concierto sin un internacional en el Estadio Nacional? Creo que ya es hora.

No es que le tenemos fecha, pero es como ideas. Y las varas vienen porque viene una idea, y después se desarrolla y se ejecuta. En ese momento, en mi ley de atracción, en mi cabeza, eso es la energía. Es rico.

Hay gente que va a decir que estoy loco. Todo es posible. Hay gente que pensaba que lo que estamos haciendo ahora… 

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Hace como una semana salió el Spotify Wrapped, y salía que Costa Rica no escucha lo que producen los ticos, y que es uno de los pocos países que lo hace. ¿Qué opina sobre el apoyo de los costarricenses a la música nacional?

Bueno, no lo saben. Ellos sí escuchan. En la vara decían —estaban comparando con artistas como Bad Bunny, como Beéle, como toda esa vara— viendo los números de los ticos. No era cero, porque sí lo consumen. Sí lo consumen, pero a menor escala. Tal vez otros países apoyan más lo nacional.

Tengo una pregunta: ¿qué es diferente en Costa Rica? Es diferente cuando hay un movimiento. Cada país tiene su momento. Puerto Rico tuvo su movimiento, lo está teniendo. Después se pasó, ahora llegó a Argentina. México tiene su propio núcleo de industria dentro de ellos; ellos no tienen ni que salir de México para hacerlo, ¿verdad?, porque son mucha gente, 120 millones de habitantes.

Eventualmente Costa Rica va a tener su tiempo, pero es de 100 artistas trabajando bien, sin serrucho. Yo lo dije en la canción del DJ en el 2009, y hasta hoy se está reflejando: cero mala vibra, cero envidioso, cero serrucho, cero baboso. Si nos juntamos todos, hacemos un imperio. Yo lo vengo diciendo desde hace rato.

—¿Qué cree que falta en Costa Rica para que podamos lograr ese imperio musical que menciona? ¿Y a qué plazo lo ve posible?

—Yo no sé, di… no es de desesperados. Hay gente que estaba a punto de dejar todo tirado, pero dio ese último paso y fue el cambio porque lo llevó al éxito. ¿Usted nunca ha escuchado eso tantas veces? Hay tantos artistas de Costa Rica que estaban a punto de hacerla y lo dejaron tirado porque se asesinaron, o porque “ya no me siguen”, o “me la están tirando”. Entonces el momento se va y tiene que empezar de cero.

Lo que nosotros tratamos es nunca… hasta que uno sea bueno a veces, pero nunca saber dónde te va a llevar. Esta vara no es de dinero, es de pasión. Si algo te apasiona, nunca vas a parar de hacerlo, con o sin dinero. Siempre lo vas a hacer. Mi recomendación es: si no tenés pasión, no perdás tiempo. Pero si tenés pasión, pele. Y eventualmente las puertas se van a abrir.

Hoy en día la gente se desespera porque quiere resultados ya, y a veces hay que sembrar para después tener la buena cosecha.

—Ahora que mencionaba todo esto, ¿podemos volver a los cambios en la música? ¿Cómo ha sido esta transformación desde que inició su carrera y cuál ha sido su aporte al crecimiento del género?

—Es cierto, es cierto. Bueno… voy a decir algo. Yo soy reportero en mi día. Entonces cada 10 años su día cambia. Analice su día: de 0 a 10, de 10 a 20, de 20 a 30… son diferentes etapas, correcto. Todo mundo.

En la música, por lo menos en lo mío, de 10 a 20 yo era X persona: el X fiestero, el X problemático. De 20 a 30, diferente. En este momento estoy en los 40–50. Ese es otro viaje: cuarto piso, ¿verdad? Por ahí.

Yo solo he demostrado a mucha gente: madurez, pasión, perseverancia, resistencia. Porque no paro de trabajar: tele, tele, tele, tele. Nunca conformes. Y yo creo que eso es una enseñanza para otras personas, porque hay mucha gente que dice: “Volvieron a cantar porque están viendo que sí hay un movimiento”. Eso es lo que yo he aportado.

Yo he aportado que somos como una empresa, como tipo empresarios. Que no nos vean como que la música urbana automáticamente es maleantería, porque esa es la forma que la ven algunos. Yo siento que lo que hemos demostrado es: somos pulseadores. Hay que pulsearla en todas. Entonces es parte de la pulsea. Eso es lo que hemos demostrado. Todos somos pulseadores en algo. Eso es lo que hay que canalizar: la energía y lo que le apasiona a uno.

—¿Cuál cree que ha sido su mayor reto en su carrera musical?

—No sé… el mayor reto en mi vida. Yo trato de que nada me afecte, porque yo veo las cosas más que todo como un proceso. Entonces: “tal cosa pasó”, hay que pasar la hoja y seguir adelante. No quiero quedarme en el pasado porque si me quedo en el pasado nunca voy a salir al futuro, y la vida pasa muy rápido. Eventualmente uno se da cuenta: “Ah, esa vara pasó, pero me llevó aquí”, ¿me explico?

Entonces no lo veo como retos, lo veo como etapas de la vida.

—¿En algún punto pensó en dejar la música, o más bien ha sido su motor?

—Dejar de hacer música, nunca. Nunca, porque es pasión. Repito: cuando algo le apasiona, nunca lo va a dejar, con o sin dinero. Pero cuando no te apasiona algo, la gente dice: “Madre, no tengo nada, voy a dejar esta vara botada”. Y yo les he dicho: si lo vas a tirar porque no está generando plata y no te sirve… no te apasiona. Entonces mejor dejalo y trabajá en otra cosa.

La música es una lotería. Usted no sabe. Puede ser que los mejores músicos ni siquiera pegan. Hoy en día no es tanto de música: yo siento que hoy en día —y no lo digo por mí, lo digo en general— hay que ser un genio de telemercadeo antes de ser talentoso en música para poder pegar. ¿Me explico?

El movimiento es increíble, pero el mae es un genio de telemercadeo. Analícelo: el mae puso una casa, un estadio, y todo el mundo del mundo —no solo Costa Rica— quiere estar en esa casa. Oiga, no solo es una casa, pero el marketing que el mae hizo… el mae es un genio. O los que trabajan con él son genios, ¿verdad?

No lo analice como el movimiento de la casita. Analícelo como: es una casita. Es como que yo construyo un ranchito en una tarima, usted va a decir: “Ese ranchillo, ¿qué?”. Pero como Bunny lo proyectó de una manera, es como: wow. Marketing genius.

—Y la parte de marketing, ¿cómo trabaja usted este proceso creativo para lograr la combinación de los ritmos, letras, pero sin perder la autenticidad que lo ha caracterizado en toda su carrera musical?

Sí, mi mamá es de Barbados y escucha mucho Soca Calypso. Yo soy prácticamente de Costa Rica, pero cuando usted va al Pacífico y va al Atlántico, son dos culturas totalmente diferentes. Siempre estamos hablando de diferentes culturas. Mi padre es judío, blanco y la familia él es de Polonia, originalmente. Entonces, son un montón de culturas y es basado en culturas, no es tanto en música, es en culturas y entender diferentes sonidos, etcétera, ¿verdad?

Entonces, yo soy una persona que a mí no me da miedo, que hay gente que le da miedo, “no, es que yo soy rock y solo no puedo tocar”, “no, es que yo soy reggaetón y solo reggaetón”. A mí me gusta música. Y lo dije, voy a volver a la letra del DJ en 2009: música es música, no importa el género. Es rico. El problema es que nosotros, los seres humanos, nos gusta encajarnos en cajitas. Este maestro, ese maestro plancha, maestro. Música es música y música es de lenguaje universal. Es rico.

Pues sí, siento que tener sonidos frescos es de estar, como le decía DjP, mi hermano, es una máquina en eso, porque el maestro ama la música. Entonces, él no dice “mae, quiero hacerme un reggaetón”, mae solo empieza a hacer música. Y puede ser que termina un danzal con sonidos de cumbia y guitarras de Spanish guitarra o a un flamenco. Entonces, la letra yo la escribo. La instrumental, por ejemplo, la hace P con Marco Castro, dependiendo de cuáles instrumentos en vivo vamos a usar y traemos diferentes personas para mejorar. Y el sonido fresco viene de ellos.

Y dependiendo de lo que… a mí no me da miedo que me critiquen por algo que hice. Me han criticado porque he cambiado diferentes géneros. Todas las personas se critican. Son gente que me van a criticar no importa qué hagan. Y yo no vivo de la crítica de nadie. Yo vivo porque estoy haciendo lo que quiero hacer, tratando de hacer algo diferente. Y no puedo no ser Toledo. Yo soy el mejor Toledo. Porque nadie puede ser un mejor Toledo que Toledo. Porque solo hay un Toledo. No hay Toledos.

—¿Cómo ha sido crecer en la industria musical y posicionarse con su hermano al lado?

Mi hermano y yo somos socios 50-50 en todo. Inversión, ganancia, todo. Cuando hacemos música es 50-50. Cuando hago un show con DjP, él es el DJ, yo soy el cantante. Cuando se hacen el booking, es mi hermano o yo hago el booking. Cuando vamos a hacer un video, él graba y hace la edición. Yo consigo lo que necesita para poder hacerlo. Todo es 50-50.

Entonces, eso es una sociedad, es una hermandad. Somos una familia y al mismo tiempo somos socios 50-50 en todo. Eso es muy sencillo. No hay ni por qué pelear ni nada. Porque uno más uno es dos, ¿me entiende?

—¿Y desde que iniciaron ha sido así?

Desde que iniciamos como independientes ha sido así, sí. Porque antes de eso yo estaba con disquera. Que es 2006, por ahí. 2005. Sí, fueron buenos 20 años ya. Mi hermano es menor que yo, ¿verdad? Yo le llevo 3 años. Pero somos socios en todo, sí. 

Toledo y DjP.

—¿Qué significa para usted la música? ¿Cómo podría describirlo?

La vida. La vida. Música es vida. Sin música la vida no tiene sentido para mí. Lo primero… cuando una persona queda embarazada, porque hay un latido del corazón, ¿no? Hace el ultrasonido, hay un latido del corazón. Ese latido del corazón es un ritmo musical. Nosotros crecimos… ¿por qué usted cree que la música…? Son muy pocas personas en el mundo que no les gusta la música. Porque ese ritmo cardíaco tiene un ritmo. Nosotros somos música. Nosotros no yo, ¿verdad?, sino el ser humano. En general, sí, somos música.

—¿Qué quiere lograr Toledo con su música actualmente?

—El cantante evoluciona por su edad, no porque la música está cambiando. Yo no puedo cantar lo mismo que canta cuando tenía 20 años. Claro. Son dos vidas completamente diferentes.

Hoy soy padre de familia. Hoy yo no pienso como pensaba a los 20 años. Y si alguien a los 40 piensa como cuando era 20, está tonto, no aprende, ¿verdad? Y por eso el sonido va a cambiar. El sonido va a cambiar porque usted está cambiando. Pero yo… a mí no me da vergüenza ser lo que soy. Hay mucha gente que le da vergüenza ser lo que son y me gustan.

Y cuando la gente lo entrevista, normalmente siempre tratan de ser políticamente correctos. Pero yo prefiero ser lo que soy. Caigo bien o caigo mal, pero así soy yo y no voy a decir eso. Y es más horrible también por ser muy auténtico y decir lo que me da la gana. Sí, sí, sí, he perdido negocios por ser así, pero así soy yo. Estoy muy para adelante. Por lo menos, soy real hacia mí mismo.

—¿Cuáles creen que son esos temas que usted quiere expresar con su música actualmente?

—Mi último disco. Es 100% roots, cero estrés. No estoy diciendo que nunca tengo estrés. Lo que estoy diciendo es cómo usted maneja ese estrés. Lo manejo con el código cero estrés. “Ah, hay una presa en la calle, voy a hacer… hay una presota ahí. Necesito un poco llegar tarde. Pues, eh, nomás go with the flow, you know.

Yo en este momento tengo tres discos listos que no he soltado todavía, pero este fue el último. Pero tengo otros que van a salir ahora. Son como… como Cero Estrés es un disco de roots reggae. Y tengo otro que es dancehall noventero con sonidos 2025. Y eso es hecho con Kila, producción Kila, Kila Productions. Y el álbum se llama Kila, que es Toledo y Kila. 

Pero eso no ha salido, se sale ya en dos años. Más bien el primer tema de ese álbum fue “A mí no me interesa lo que piensan de mí”. De ahí viene este álbum. Y era una prueba por lo que decía la gente y ahí funcionó.


—Si pudiera devolver el tiempo, ¿cambiaría algo de su carrera musical o hubiera elegido otra carrera?

—No.

—¿Y nunca ha pensado qué hubiera sido de usted si no hubiera sido cantante?

"Yo quería ser piloto. Y terminé volando, pero de otra forma, ¿ve? Incluso un compa mío, Jameson, sí se hizo piloto. Me lo topé aquí en el Juan Santamaría y yo pensé: ‘Diay, ese era el plan’. Más bien, sí… yo quería ser piloto de avión antes.

Pero la música me agarró. Y si no hubiera terminado cantando, igual estaría metido en el music business. Haría eventos, manejaría artistas, algo así, pero siempre en música. Porque eso es lo mío.

Pero gracias a Dios estoy haciendo exactamente lo que hago, porque I love it.

—Si pudiera darle un consejo al Toledo de 12 años —o a los nuevos artistas que sueñan con empezar—, ¿qué le diría?

—Le diría: duerma más. Porque yo no duermo nada, mae. Eso cambiaría.

Y también que sea él mismo. Todo lo que he vivido me ha convertido en el artista que soy. No pretendo ser alguien que no soy. Caiga bien o caiga mal, así soy yo. Por eso Los Gordos Podcast funciona. Estamos tomando guaro; un borracho no miente.

Hay mucha gente que en cámara no es como es. Nosotros sí. Y esa autenticidad funciona, porque es lo que la gente quiere ver. Obvio, como cualquier borracho, he dicho estupideces, cosas que no debería… pero así es. Igual fui yo en ese momento. Y un ser humano se puede equivocar. De eso también se aprende."

—¿Cuál es su canción o proyecto más personal? Más allá de El Sarpe, que es la favorita del público

Soñaba es una de mis favoritas. Believe in Jah ya es otra top. Estoy Contento también. Caribe me encanta, porque toca lo que soy: caribeño, lo limonense, la vibra.

Si usted nota esas cuatro canciones… estoy hablando de mi vida. Son expresiones diferentes de lo que vivo. 

—¿Cómo ha sido su relación real con Limón y con Costa Rica?

Le explico sinceramente. Yo nací en Brixton, South London, que es básicamente Jamaica sin palmeras. Ahí solo hay gente caribeña de todas las islas. Crecí rodeado de esa cultura.

Luego vine a Costa Rica y vivíamos en La Virgen de Sarapiquí, porque mi tata sembraba para exportar. Pero pasábamos todos los fines de semana en Limón. Mitad de semana Sarapiquí, fin de semana Limón. Por eso mucha gente piensa que soy de allá; me vieron crecer ahí.

Cuando mi papá se fue del país, me fui a vivir a Puerto Viejo y ahí me quedé. Me hice local. Entonces sí: no nací en Limón, pero llevo esa cultura conmigo. Además, llevo más de 20 años casado; mi esposa es limonense, de Rúzvel. Siempre he estado entre Limón y Chepe.

Y cuando digo ‘caribeño’ no hablo solo de Limón. Todos los países tienen su Caribe: Bluefields en Nicaragua, Colón en Panamá, La Ceiba en Honduras, San Andrés, Bahamas… La cultura caribeña es una sola, sin importar el país."

—Generó conversación su outfit para "La Casita". ¿Qué significó para usted ir con una simple camiseta de Costa Rica?

—Yo no le metí mucha mente, la verdad. Ni siquiera sabía si iba a poder ir; hasta un par de horas antes fue que logré mover pichas para llegar.

Me puse lo que iba a usar para cantar ese día: una camiseta de la Sele. Eso era todo. Yo siempre trato de representar lo que somos, sin complicarme. Yo no soy una persona de andar vendiendas, cadenas enormes o relojes llenos de diamantes. Soy tranquilo, mae. Con mi chonta estoy fino. No me llaman la atención esas barras. A mí me llama la atención lo real.

—¿Algún mensaje final?

—Sí, para la gente, dejen de hablar tanta mierda, mae. Y apoyen la música nueva.

Y por favor: digan ‘artistas costarricenses’. No ‘artistas nacionales’. ‘Nacional’ encajona. En Panamá no dicen ‘el artista nacional Sech’; dicen Sech. En Colombia no dicen ‘el artista nacional J Balvin’. Dicen J Balvin y ya.

Cuando usted dice ‘costarricense’, representa lo que somos afuera del país. ‘Nacional’ hace que la gente lo vea solo para aquí. Y no: nosotros estamos para sonar en el mundo. Ese debería ser el movimiento del 2026: artista costarricense.

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