21 de marzo de 2022, 8:00 AM

Carlos Aguirre / Consultor Desarrollo Humano Estratégico.

Considera cómo esto se podría aplicar a tu propia vida: ¿alguna vez te has quedado atrapado, reviviendo tus errores pasados una y otra vez como un reproductor de video, atorado en una repetición interminable? ¿Gastas tiempo y energía preocupándote por el futuro? ¿Pasas más tiempo pensando en las cosas que no puedes controlar en vez de en aquellas que sí puedes manejar y en las áreas donde tus esfuerzos importan? ¿Alguna vez te has dado cuenta de que estás ocupado tratando de prepararte mentalmente para la siguiente reunión, la siguiente tarea o el siguiente capítulo de tu vida sin estar presente en el momento actual?

Es natural y humano obsesionarnos con los errores pasados o sentirnos estresados por lo que nos depara el futuro. Aunque también es fundamental recordar que cada segundo que gastamos preocupándonos por un momento pasado o futuro nos distrae de lo que es importante en el aquí y el ahora.

Sin embargo, no habitamos ni en el pasado ni el futuro; eso solo lo podemos hacer de forma mental y tiene un precio caro que pagamos con picos de angustia, ansiedad y desgaste. Estas son las consecuencias de estar en un espacio que no existe en la realidad, dado que el único momento que vivimos es el aquí y el ahora. Físicamente, no es posible estar en dos lugares a la vez, pero, por más que seamos conscientes de esto, algunas fuerzas internas nos boicotean vivir el ahora.

Los antiguos griegos tenían dos palabras para nombrar el tiempo. La primera era cronos y la segunda, kairós. El dios griego Cronos era imaginado como un hombre viejo y canoso. Su nombre connota el propio tictac del reloj: el tiempo cronológico, el que medimos y con el que corremos tratando de usarlo de manera eficiente. Kairós es diferente. A pesar de que es difícil traducirlo con precisión, este dios hace referencia a un tiempo que es oportuno, correcto y diferente. Cronos es cuantitativo; Kairós es cualitativo. Esta última forma del tiempo solo la experimentamos cuando estamos de lleno en el momento y existimos en el ahora.

Resulta alucinante imaginar que, en términos prácticos, solo tenemos el ahora. No podemos controlar el futuro en un sentido literal, únicamente el presente. Por supuesto, aprendemos del pasado y somos capaces de imaginar el futuro. Sin embargo, solamente en el aquí y el ahora nos es posible ejecutar las cosas que de verdad importan.

Poco a poco, el mundo regresa a una nueva “realidad” o “normalidad”, pero aún no se acaba la COVID-19 y ya tenemos otra crisis. Además, vendrán otros problemas no solo a nivel global, sino también personal.

Estos dos años de pandemia deberían ser un buen tiempo para valorar vivir más en el aquí y el ahora. Aunque decirlo es muy fácil, ponerlo en práctica no lo es tanto. Por ello, debemos responder muchas preguntas y trabajar en quiénes estamos siendo y en quiénes queremos ser. Muchos seres humanos nos han dado verdaderos ejemplos de lo que es vivir por lo que realmente importa. Uno de ellos Gandhi, quien al morir no tenía más de diez cosas en su haber, pero aun así es considerado un héroe en su país y más allá.

Lao Tse: “En el trabajo, haz aquello que disfrutes. En la vida familiar, está completamente presente”.

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