9 de mayo de 2025, 17:48 PM

Dr. Alexander López / Académico de la Universidad Nacional de Costa Rica.​

En un mundo en el que aumentan el populismo, el autoritarismo y el nacionalismo religioso, el Estado del Vaticano y el papa León XIV tienen la enorme tarea de ser una voz de paz en un mundo altamente fragmentado.

Se suele citar la pregunta que Joseph Stalin le hizo a Winston Churchill sobre cuántas divisiones tenía el papa, como una manera de minimizar el papel del Estado del Vaticano y la Santa Sede en temas de política internacional. Sin embargo, como se ha demostrado en diferentes momentos de la historia, el Vaticano ha jugado un papel fundamental en temas internacionales, tal como lo fue en la crisis de los misiles en Cuba y en el proceso de transición democrática de alguno de los Estados de Europa del Este, principalmente Polonia.

La Ciudad del Vaticano, oficialmente Estado de la Ciudad del Vaticano​, o simplemente el Vaticano, es un Estado soberano, incluido dentro de la ciudad de Roma en Italia, pero cuyas características políticas, administrativas, legislativas, entre otras, son diferentes a las del territorio donde se encuentra ubicado. Es el Estado soberano de menor extensión y población del mundo, y uno de los seis microestados europeos.

Pese a ser el país más pequeño del mundo, la Santa Sede tiene relaciones diplomáticas con más de 180 Estados, acceso privilegiado a organismos internacionales y una red global de obispos, embajadas y organizaciones que le permite influir en decisiones clave en prácticamente todo el mundo. Su poder no se basa en la coerción ni en la riqueza económica, sino en lo que Joseph Nye llamó poder blando, esa capacidad de persuasión que combina moral, narrativa y estrategia sin recurrir a las armas.

La clave del éxito diplomático del Vaticano radica en su neutralidad estratégica. Aunque no toma partido de forma explícita en conflictos armados, se posiciona en defensa de principios universales como la paz, los derechos humanos y la libertad. Esta postura lo convierte en un intermediario confiable en situaciones como las que vive el mundo de hoy, de intensa polarización.

Así, por ejemplo, con el papa Francisco, la diplomacia vaticana buscó tender puentes, favoreciendo a menudo el diálogo frente a la confrontación, incluso en casos relacionados con regímenes autoritarios. Su enfoque incluyó, la búsqueda de la distensión con la Rusia ortodoxa, que culminó en la reunión de La Habana de 2016 con el patriarca Kirill, para adoptar una postura neutral en la guerra entre Rusia y Ucrania, y priorizar las preocupaciones humanitarias, como la ayuda a los refugiados, a menudo por encima de la alineación geopolítica.

Los desafíos globales de León XIV

León XIV heredará un panorama mundial fragmentado, multipolar y volátil, marcado por la competencia entre las grandes potencias Estados Unidos y China, el creciente autoritarismo en varias partes del mundo y la guerra abierta en Europa y el Medio Oriente.

En ese sentido hay tres escenarios territoriales que son de importancia inmediata en términos de política internacional:

Medio Oriente ha sido durante mucho tiempo una piedra angular de la política exterior del Vaticano, dada su importancia para los orígenes del cristianismo y la precaria situación de las minorías cristianas. 

Con el papa Francisco, la Santa Sede hizo hincapié en el diálogo con el islam, la cooperación interreligiosa y la diplomacia humanitaria, especialmente en relación con los refugiados y las comunidades cristianas devastadas por la guerra. La capacidad del Vaticano para defender a las minorías cristianas al tiempo que preserva el diálogo con los líderes musulmanes requiere sutileza, paciencia y profundidad estratégica.

 El auge de nuevas potencias regionales como los Emiratos Árabes Unidos y Qatar puede ofrecer oportunidades de liderazgo interreligioso, si la Santa Sede es capaz de gestionar estos vínculos sin alienar a los actores más conservadores o adversarios.

Un segundo escenario es Rusia, el Vaticano se enfrenta al reto de no comprometerse con un régimen que libra una guerra contra una nación europea soberana, al tiempo que busca la unidad con la Iglesia ortodoxa rusa. León XIV deberá decidir si mantiene la actual posición de neutralidad cautelosa del Vaticano o si gira hacia una nueva postura.

El tercer escenario es China en donde la política del Vaticano ha pretendido buscar la normalización con este país desde la década de 1980. ¿Cuáles son sus opciones políticas en una época en la que Estados Unidos y China se han convertido en competidores estratégicos? El Vaticano podría beneficiarse más, manteniendo una "distancia estratégica" respecto a EE. UU., y posicionándose como una tierra santa global, en donde Eurasia debe ocupar un lugar central.

En conclusión, en un mundo fragmentado, se requiere que la Iglesia estimule a las partes enfrentadas a sentarse en la mesa de negociaciones y buscar juntos una salida. El poder blando que tiene el Estado del Vaticano y el papa, no se deriva de las columnas para responder la pregunta de Stalin, pero sí de su poder blando que se manifiesta en la capacidad para inspirar, persuadir e influir en la agenda global sin recurrir a la violencia.


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