POR Jose Ernesto Herrera | 4 de octubre de 2022, 18:45 PM

Yeltsin Tejeda, vecino de Puerto Limón, de 30 años, era el estudiante al que los maestros regañaban por llegar tarde a clases, pues en los recreos se quedaba jugando bola y, por eso, también llegaba todo sudado.

Su padre, Ignacio Tejeda, recuerda cómo a él y a su hermano, en una ocasión, tuvieron que quitarles el 'play' y el balón por tres meses para que bajaran la intensidad.

“Yeltsin tiene cuatro hermanos y tres de ellos son de edades muy similares, entonces todos siempre andaban jugando bola a toda hora. Una vez, la maestra nos llamó a la escuela y nos dijo que estaba muy preocupada por el rendimiento de los hermanos y eso nos llevó a castigarlos, quitándoles la bola”, asegura el papá del ahora seleccionado nacional, en medio de la nostalgia por el paso de los años.

Conforme pasaron los años, Yelstin se fue consolidando como un líder en el fútbol: en su equipo actual, el Club Sport Herediano, y, por supuesto, en la Selección Nacional.

Según José Rivers, quien tuvo la escuela del Saprissa en Limón, a la que ingresaron Tejeda y sus hermanos con apenas 12 años, el talento siempre fue visible. “Unas de las cosas que más admiré y sigo admirando de Yelstin es su liderazgo, al papá de él le dije: 'Ese muchacho va a llegar muy lejos'”, afirmó Rivers.

La playa de Cieneguita y el polideportivo de Recope fueron la plataforma para que, en el 2006, Guimaraes lo subiera a Primera División.

Su madre, Rocío Valverde, afirma que uno de los sacrificios más grandes que tiene que hacer cualquier mamá de un futbolista de zonas alejadas es ver a su hijo partir.

“Solo él siguió con el talento del fútbol, ahora verlo casado, con sus hijos y realizándose como profesional es una de las metas y felicidades más grandes que la vida me pudo dar”, aseguró Valverde.

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