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La Navidad que se aprende a vivir después de la pérdida
Samuel partió a los nueve años tras luchar contra un tumor cerebral, pero su fuerza y su actitud siguen guiando a su madre en estas fechas.
Donde antes hubo desinterés por la Navidad, hoy brilla una auténtica obra de arte. En Lagunilla de Heredia, la casa de Amílcar Medina se ha convertido en un espectáculo de luz, color y creatividad que atrae miradas y sonrisas cada diciembre.
Amílcar, diseñador y vecino de la comunidad, confiesa que durante años no sintió afinidad por estas fechas. Con el tiempo, sin embargo, la Navidad pasó de serle indiferente a convertirse en su mayor pasión. Apenas retira la decoración de Halloween, inicia el proceso que le toma cerca de tres días para dar vida a su hogar navideño.
Muñecos, luces, bolas, guirnaldas y una detallada villa forman parte del montaje que encanta a grandes y pequeños. Cada elemento es colocado con cuidado, reflejo tanto de su formación como diseñador como del entusiasmo que hoy le despierta esta época del año.
Más allá de embellecer su casa, Amílcar busca transmitir un mensaje claro: la Navidad está hecha para compartirse. Por eso invita a vecinos y visitantes a acercarse, disfrutar del ambiente y dejarse contagiar por la alegría que ilumina Lagunilla de Heredia.
Al final, la invitación queda abierta para repasar este reportaje y conocer más detalles en el video que aparece en la portada del artículo.