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En la esquina de una ruta muy transitada, un vendedor canta para no olvidar a su padre
Cristian Monge, “Chilero”, alegra las calles de San Miguel mientras honra a quien le enseñó el oficio.
A sus 69 años, Isaías Cruz camina con dignidad por las calles de Curridabat, en San José, llevando en sus manos más que zapatos: lleva una historia de amistad, esfuerzo y compromiso.
Desde hace siete años, este ciudadano de oro se dedica a vender sandalias y zapatos escolares hechos a mano. Lo hace no por necesidad personal, sino para impulsar el trabajo artesanal de un amigo, también adulto mayor, que encuentra en ese oficio una forma de mantenerse activo y útil.
Cada par que Isaías ofrece, a un valor de ₡10.000, representa no solo la calidad del producto, sino también la voluntad de servir a los demás. Su labor es un testimonio de que nunca es tarde para trabajar con propósito y entregar lo mejor de uno mismo.
Quienes se cruzan con él no solo encuentran calzado duradero, sino también palabras amables, una sonrisa honesta y la inspiración de alguien que sigue construyendo sueños con cada paso.
Si desea apoyarlo o conocer más sobre su labor, puede contactarlo al 6340-1561.
Repase el reportaje completo en el video disponible en la portada de este artículo.