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Teresa: un corazón al servicio de la fe y la comunidad
No busca reconocimientos ni aplausos; su satisfacción está en ver cómo las puertas del templo permanecen abiertas, acogiendo a quienes buscan consuelo o un momento de reflexión.
En San Isidro de Heredia, la vida florece con fuerza en el jardín y en el corazón de una mujer centenaria que sigue inspirando con su energía, ternura y pasión por lo que hace. Doña Aracelly Villalobos acaba de cumplir 100 años, pero su espíritu sigue tan joven como siempre (ver video adjunto).
Maestra de vocación, sembradora de vida y pintora de alma, Villalobos es un ejemplo vivo de que la edad no es un límite cuando el corazón sigue lleno de entusiasmo.
A pesar de haber llegado al siglo de vida, ella continúa sembrando en su jardín, cocinando con amor y plasmando paisajes y flores en sus pinturas, como si el tiempo fuera solo un detalle. Con una sonrisa constante y una energía que contagia, su presencia ilumina a quienes la rodean.
Quienes la conocen no se sorprenden de su vitalidad. La recuerdan como una educadora entregada, una mujer amable y una vecina querida, siempre dispuesta a compartir una historia, una risa o un consejo sabio.
Su hogar en San Isidro no solo es un lugar lleno de plantas y colores, sino también de recuerdos, gratitud y amor. Allí, cada día es una celebración silenciosa de la vida y sus pequeños milagros.
Doña Aracelly Villalobos no solo celebra 100 años, celebra una vida bien vivida. Su legado está en cada flor que siembra, en cada cuadro que pinta y en cada corazón que toca con su ejemplo.