Por Susana Peña Nassar |1 de agosto de 2022, 20:30 PM

Desde su trono, en el Santuario Nacional, la Virgen de los Ángeles cuida de Costa Rica, de sus fieles, los que cada año caminan kilómetros de kilómetros para agradecerle o pedirle su intercesión. Lo que usted no sabe, probablemente, es que, así como cuida de los peregrinos, hay personas que se encargan de cuidarla a ella.

Quienes están presentes cuando bajan a La Negrita del trono y le retiran el resplandor son muy pocos. Para tocarla, además, se requiere un permiso especial. Uno de los autorizados es el rector de la Basílica de los Ángeles, cargo que ocupa el padre Miguel Rivera desde hace un año y siete meses. El padre, por ejemplo, se encarga de la limpieza superficial de la imagen.

Es un proceso delicado, que requiere concentración y supervisión de personas con años de experiencia, como don Fernando Soto. Él es otro “guardián” de la Virgen, quien no se ha separado de su lado desde los 17 años. Hasta la fecha, sigue siendo el orfebre y joyero de la Virgen de los Ángeles, una labor heredada por siete generaciones: 220 años de historia familiar. El resplandor de La Patrona de Costa Rica es obra de sus antepasados y, todavía hoy, sigue brindando mantenimiento a esta pieza y se encarga de su manipulación.

Cada vez que movilizan la imagen de piedra, don Fernando está ahí, ya sea dentro de la Basílica, en actos solemnes, en la "Pasada" y hasta en sobrevuelos por el territorio nacional. Su presencia es fundamental, por eso tiene disponibilidad 24/7 aunque no recibe salario por esta labor, que no está exenta de sustos.

Repase el reportaje completo en el video adjunto.