Por Susana Peña Nassar |6 de abril de 2024, 8:29 AM

Aunque pueda parecer inofensiva, la ceniza volcánica es muy peligrosa para los aviones.

Esto se debe a su composición, que es altamente abrasiva y corrosiva para partes esenciales de la aeronave; por ejemplo, el parabrisas y las superficies más expuestas, como alas, cola, y elevadores. Esto quiere decir, en palabras sencillas, que puede generar “erosión” en el exterior.

También puede generar obstrucciones en los sistemas y, en casos extremos, hasta desperfectos en los motores.

Teletica.com habló con Sergio Ross, director de Calidad y Seguridad de Coopesa, y el piloto retirado de línea aérea, el capitán Luis Fernando Bruno, quienes explicaron la afectación que pueden sufrir las aeronaves al exponerse al polvo emanado por los volcanes. 

“No perdamos de vista que la ceniza tiene un comportamiento y composición similares a la arena y que por fricción contra una superficie (digamos, el avión volando a través de una nube de ceniza) ambas podrían compararse como una máquina de arenado (sandblasting) usada industrialmente para remover óxido e impurezas de los materiales. 

“Lo mismo ocasionaría en un avión, removiendo pintura, dañando y opacando parabrisas. La ceniza, como la arena, deben entenderse como proyectiles diminutos que amenazan la seguridad de vuelo”, expresó Bruno.

Ross, por su parte, detalló algunos de los desperfectos que podrían presentarse, propiamente, en los sistemas de navegación.

“Las cenizas pueden obstruir los sensores de la aeronave, como los tubos de Pitot, que miden la velocidad del aire. Esto podría llevar a lecturas inexactas de velocidad y otros parámetros críticos para la navegación y el control de la aeronave; también interferir con los sistemas de navegación y comunicación, incluidos los sistemas de radar y las comunicaciones por radio.

“En el peor de los casos, la ceniza puede fundirse en las partes calientes de las turbinas, reduciendo la eficiencia, altas temperaturas o hasta el fallo del motor”, dijo Ross.

Esta semana, la Dirección General de Aviación Civil emitió una notificación conocida en el gremio como ASHTAM, en la que se le informa a todos los pilotos que existe un “código amarillo” por la ceniza del Volcán Poás. 

Por el momento, la presencia de las partículas volcánicas no ha provocado inconvenientes en la operación del Aeropuerto Internacional Juan Santamaría, ya que su altitud y dirección no interfiere con el funcionamiento de la terminal. Eso sí, por su relevancia, este es un tema que se monitorea minuto a minuto.

"No hay una cantidad precisa como para catalogarla como 'dañina' o 'no dañina'. Dependerá de las circunstancias del momento, en cuenta la velocidad, la altitud, el área de impacto o si fue por ingesta en los motores. Precisamente, por ese tipo de cosas es que en la aviación preferimos el criterio más conservador, que en este caso significaría: 'como no sé qué tan grande es la nube de ceniza que veo en frente y qué daño le puede hacer esa ceniza al avión, mejor la evito'", concluyó Bruno.

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