Nacional

Icafé impulsa dos nuevas variedades del grano con alta producción y resistentes a plagas

Incentivar la plantación de estas nuevas variedades de café forma parte de la estrategia con la que el Icafé pretende contrarrestar la crisis en las cosechas

Por Julio Naranjo |7 de junio de 2019, 2:58 AM

El Instituto del Café de Costa Rica (Icafé) impulsa diferentes iniciativas con las que pretende contrarrestar la crisis que enfrenta el grano a nivel nacional.

Además de la caída del precio a nivel internacional, efectos del cambio climático y plagas como la roya en las plantaciones llevaron la producción cafetalera 2018-2019 en el país a su registro más bajo en los últimos 40 años.

La cosecha promedio de café en Costa Rica supera las dos millones de fanegas anuales; sin embargo, en el último año la cifra llegó únicamente a 1,7 millones.

Ante la preocupante situación, en el Icafé impulsan dos nuevas variedades de café que se derivan de híbridos de Timor, una clase que surgió naturalmente en el sudeste asiático y de donde se sacan los genes de resistencia principalmente a plagas como la roya.

Se llaman Obata y Catigua, dos tipos generados a partir del cruce de Timor con variedades más convencionales como el Villa Sarchí y el Catuai 62, respectivamente.

“Las dos variedades tienen como características principales la alta tolerancia a la roya del cafeto, la alta producción y buena calidad”, explicó el ingeniero Carlos Fonseca, gerente técnico del Icafé.

Tanto Obata como Catigua fueron desarrolladas por centros de investigación en Brasil, pero ya fueron probadas lo suficiente por las autoridades costarricenses por medio de ensayos agroproductivos.

Otra de las ventajas de estas nuevas variedades del grano es que se pueden cultivar en todas las regiones cafetaleras del país, mientras que la asistencia del cultivo en cuanto a abono y fumigación es muy similar a las variedades más tradicionales en Costa Rica.

“Los índices de consumo de nutrientes son proporcionales a la producción, pero sí habría un incremento sustancial y significativo en la cosecha”, finalizó Fonseca.

Dependiendo de la zona, el caficultor podría ver los primeros granos 18 meses después de la siembra, pero alcanzaría la plenitud de cosecha al tercer año.