Con el pan casero superó el divorcio y eligió el nuevo rumbo de su vida
En medio del divorcio, Hazel Chaves dejó su trabajo en un banco estatal para dedicarse a lo que más amaba: la repostería.
Si la historia de Hazel Chaves fuera una receta, tendría partes iguales de sabor y perseverancia, una pizca de dedicación, una buena medida de pasión y muchísimo empeño.
Hace poco más de cinco años atravesaba un doloroso divorcio cuando, motivada por el bienestar de sus hijos, Chaves decidió dejar su trabajo en un banco estatal para dedicarles tiempo y atención.
Emprendió, al mismo tiempo, una labor que la hacía feliz y que se le daba muy bien: la repostería.
Empezó a hornear y viajar por la ciudad para entregar los pedidos de pan casero que recibía y que la llevaron al éxito por su incomparable sabor. Su emprendimiento no ha dejado de crecer desde entonces, y ahora incluso contrata a dos colaboradoras que la ayudan para cumplir con todos los encargos.
Hoy, desde su casa en Guadalupe Centro, Chaves se enorgullece de ver hasta dónde ha llegado su sueño, y lo mucho que la ha empoderado al recordarle de la valentía y la fortaleza que la caracterizan.
Conozca su historia en el video adjunto.
