Internacional

Colombia aplicó hoy la eutanasia por primera vez

A Ovidio González, de 79 años, un cáncer de cara le había ido arrancando a pedazos la vida, un día sí y otro también.

Por Teletica.com Redacción |3 de julio de 2015, 3:53 AM

Ovidio González Correa es un colombiano de 79 años que decidió morir. Un cáncer de cara le había ido arrancando a pedazos la vida, un día sí y otro también.

Su partida estaba lista para el pasado viernes 26 de junio, pero la clínica que realizaría el procedimiento lo detuvo 15 minutos antes. Hoy, una semana después, el mismo comité que frenó su muerte voluntaria le permitió descansar del sufrimiento, y esto ocurrió a las 9 a.m.

La eutanasia fue legalizada y regulada en Colombia a partir de abril anterior, sin embargo, la decisión a última hora se basó en un criterio desfavorable que dudó sobre el cumplimiento de los requisitos por parte de Ovidio.

Entonces, tal como lo cuenta El País, el comité formado por un oncólogo, un psicólogo, un abogado y un radioterapeuta, ante la duda, prefirió consultar una segunda opinión. Pero ello significaría extender el sufrimiento de un hombre y de una familia, que se habían convertido en el rostro de la lucha por una muerte digna.

Julio César González “Matador”, conocido caricaturista hijo de este hombre, afirma que ya había comprado el ataúd que abrazaría a su padre. “Debo ser la única persona que le cae mal a la muerte”, dijo el anciano hace una semana con la marca visible del cáncer que ya había deformado su rostro.

Tras la denuncia hecha por Matador a medios de comunicación, la Superintendencia de Salud, que vigila a las entidades sanitarias en Colombia, anunció en un comunicado el inicio de las investigaciones a la clínica, y de paso atizó la polémica.

Pese a la confusión y el dolor de la familia, nada derrumbó las esperanzas de Ovidio. Y es que nada lo había hecho antes, cuando poco a poco pasó de sus 81 kilos a solo 48, cuando el dolor se había hecho más intenso y constante, cuando cada palabra pronunciada había sido sinónimo de sufrimiento.

“Quiero la eutanasia, yo sé para dónde voy y no quiero ser un guiñapo en una cama”, le había dicho a “Matador”, recordando el legado que el cáncer tiene en su familia. En aquel momento pidió a su oncólogo que suspendieran las sesiones de quimioterapia.

Perdió parte de un hueso en el lado izquierdo de la cara, y el tumor había carcomido su mejilla. Los tratamientos habían frenado el avance del cáncer, pero este año su enemigo se volvió más fuerte y llevó a este hombre ateo a implorar por su salvación, porque la muerte fuera el arma para acabar con dignidad sus tortuosos últimos días.

Hoy, el humor ácido de Ovidio González Correa se apagó. Una sedación y luego un fármaco se lo llevaron sin sufrimiento y lo convirtieron en el primer colombiano que muere por eutanasia. Detrás de él quedarán una familia ahora incompleta y un debate sobre si es humano acabar por  voluntad propia con un sufrimiento que se califica como inhumano.