30 de marzo de 2022, 8:00 AM

MSc. Henry Álvarez/ Consejero familiar y matrimonial, conferencista.

El diccionario describe el enojo así: “una alteración en el ánimo de una persona como resultado de algo que le es contrario o perjudica”. Hemos pensado que el enojo es una emoción, pero es más que una emoción, es en realidad mucho más que un sentimiento. El enojo involucra las emociones, el cuerpo, la mente y la voluntad, todos los cuales son estimulados por algún acontecimiento en la vida del individuo.  El enojo es una reacción a algún suceso en la vida que nos causa irritación, frustración, dolor u otro disgusto. Una vez que el suceso ha ocurrido, se da una reacción por parte de las emociones.

El enojo es un fajo de emociones que involucra sentimientos tales como decepción, agravio, rechazo, vergüenza, y otros sentimientos similares. El enojo es la emoción que nos pone en contra de la persona, el lugar o la cosa que provocó la emoción. Es lo opuesto al sentimiento de amor. El amor nos atrae a la persona, el enojo nos pone en contra de la persona.  El enojo es una emoción natural, es una emoción que en sí misma no es mala, el problema está cuando lo expresamos de forma violenta e ir irrespetamos los derechos de las demás personas. El enojo es una seña que nos pone alerta, pues indica que nos encontramos frente a situaciones o circunstancias que de alguna manera nos molestan, amenazan o hieren. Esta emoción humana es necesaria para preservar nuestra integridad, para reconocer lo que nos satisface y lo que no, para reconocer lo que consideramos justo y lo que no. Esta emoción es una alarma que nos hace reaccionar frente a situaciones de amenaza, de agresión, de incomodidad, de injusticia, de abuso. Permite establecer límites en las situaciones que vivimos. 

¿Qué sucede cuando enojamos?

El enojo es una emoción intensa y va acompañada de manifestaciones externas e internas como pulsaciones cardíacas, tensión sanguínea, ritmo respiratorio, secreción de adrenalina, etcétera. Es una sensación que violenta nuestra conducta y nos hace reaccionas casi en automático. Cuando una persona está enojada se pone agresiva y a la defensiva, más susceptible y cualquier cosa fácilmente es interpretada de forma negativa. Tanto la mente como el cuerpo también participan en la experiencia del enojo.  Las emociones, pensamientos  y cambios fisiológicos están mutuamente entrelazados. Juntos componen lo que llamamos enojo.  Este enojo encuentra su expresión, en la conducta, mediante palabras o acciones.

El manejo del enojo.

Todos tenemos derecho de enojarnos, es una forma de decir “hasta aquí”, "me hace daño y me molesta”, “es injusto”. Expresar correctamente esta emoción, permite defender y hacer respetar nuestros derechos. A lo que no tenemos derecho, es a manifestar violentamente nuestro enojo, dado lo anterior, un manejo positivo del enojo requiere aprender a controlarnos. 

Para ello, le presento cinco pasos para manejar el enojo válido.  Un modelo para hacer productivo su enojo.

1.      Reconozca, conscientemente para sí mismo, que está enojado.

¿Usted es consciente de su propio enojo? Tendremos mayores probabilidades de encontrar una respuesta positiva a nuestro enojo si primero reconocemos internamente que estamos enojados.  Puede hacer una declaración como esta: “Estoy enojado por esto”, "¿Ahora qué voy a hacer?". Ahora no solamente es consciente de su propio enojo, también ha podido distinguir la diferencia entre su propio enojo y la acción que va a emprender al respecto.

Lo importante es plantear el enojo de una forma positiva: “¿Cómo respondo ante mi enojo a fin de que mis acciones sean constructivas?”. El primer paso para alcanzar este objetivo es reconocer verbal y conscientemente a sí mismo, que uno está enojado.

2.  Contenga su reacción inmediata. 

Hay dos patrones extremos aprendidos: expresión abierta, verbal o física, por un lado, y retraimiento y silencio por el otro. Ambos son destructivos.  El control del enojo es algo que se debe aprender siendo adultos, y eso también implica “olvidar” patrones viejos.

Salomón escribió sabiamente: “El necio da rienda suelta a toda su ira, más el sabio al fin la sosiega” (Proverbios 29:11); “la cordura del hombre detiene su furor” (Proverbios 19.11); “El que fácilmente se enoja hará locuras". Alguien dijo: “Hable cuando esté enojado y dirá el discurso que más se arrepentirá de haber pronunciado”. 

3.  Localice el foco de su enojo

Si está enojado, hágase las siguientes preguntas: ¿Por qué estoy tan enojado? ¿Es  por lo que dijo o hizo mi cónyuge? ¿Acaso es la forma como está lo que me molesta? ¿O es la manera como mira?  ¿La conducta de mi cónyuge me hace recordar a mi madre o a mi padre? ¿El enojo hacia mi cónyuge está influido por algo que ocurrió hoy en el trabajo o en mis años de la infancia?

Fundamentalmente, para localizar el foco del enojo hay que descubrir cuál es la falta cometida por la persona con la cual uno está enojado. Muchas veces el enojo está enfocado en una necesidad insatisfecha. Por ejemplo, un esposo que debería expresar amor a su esposa; ella no se sentía amada, se sentía ignorada. Su enojo realmente en el hecho de que su esposo no había satisfecho su necesidad emocional de sentirse amada. Este concepto le ayudó a procesar su enojo de una manera más constructiva.

   4. Opción cristiana.

Hay dos preguntas fundamentales  que uno debe hacerse frente a cualquier enojo: ¿Es positiva y está motivada por el amor? ¿La acción que estoy contemplando tiene algún potencial para corregir la falta y restaurar la relación? ¿Es lo mejor para la persona hacia la cual siento  enojo? La opción cristiana es la una de las mejores opciones, es cuando decide rendir el enojo ante Dios, renunciar el derecho de tomar venganza, perdonándolo, y la otra opción cristiana es decirle a la otra persona de cómo se sintió usted por lo que hizo o dijo esa otra persona, es expresándole sus sentimientos sin ofender a la otra persona, solo exprese sus sentimientos.

Las escrituras reconocen que esta es, con mucha frecuencia, una manera válida de manejar nuestro enojo. Por ejemplo: “La cordura del hombre  detiene su furor, y su honra es pasar por alto la ofensa”. (Proverbios 19: 11)

5. Emprenda una acción constructiva. 

Una acción constructiva es rendir el enojo ante Dios, y hacer esta oración: “Señor, tú sabes lo que ha ocurrido. Sabes cuánto me ha herido esta persona y cuánto enojo siento. Pero creo que realmente lo mejor que puedo hacer en esta situación es aceptar la falta y dejar a esa persona en tus manos. Tú conoces sus acciones y también sus motivos. Renuncio a mi enojo y lo entrego a ti. El enojo me estimuló a pensar bien las cosas, y estoy convencido de estar dando el mejor paso. Por lo tanto, declaro acabado el asunto".  

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