26 de abril de 2022, 20:13 PM

Bernal Fonseca - Empresario, comunicador, presentador y productor televisivo.

Las consecuencias de vivir en una era hiperconectada son diversas, algunas positivas y otras negativas –parece que hasta ahora lo estamos viendo así–, sin embargo, vivir en una realidad donde aparentemente todo está bien al usar y compartir a través de nuestros dispositivos inteligentes, computadoras u otros la información de quienes somos, debería quedar en el pasado.

Tal y como hace más de dos años el gobierno salió a los medios de comunicación para comunicar el estado de emergencia nacional en salud, producto de la pandemia, aún sin salir completamente de ella, enfrentamos una situación de igual magnitud pero en otra área; la información de lo que somos como sociedad y país está siendo atacada y expuesta.

No negociar con los agresores fue el primer mensaje claro al respecto de parte de las autoridades, lo apoyo, pero ya va siendo momento de que con esa misma determinación ayuden a la población general a dimensionar lo que está ocurriendo, enfrentamos una emergencia nacional.

Esta semana conversaba con el experto en ciberseguridad, Luis Adrián Salazar, para comprender de una forma práctica y profunda los alcances de lo que estamos viviendo. Una de las conclusiones a las que llegamos, es que cualquier acción realizada en el mundo digital tiene su consecuencia en el mundo físico, por lo tanto, y proyectando a futuro, estamos a nada de un crecimiento exponencial de los efectos de estos ataques.

Llamadas, correos electrónicos, mensajería de texto u otras fuentes de contacto entre nosotros podrían ser blanco de personas malintencionadas, además de Conti. La información que han sustraído los ciberdelincuentes no es de la institución infringida, son los datos de cada persona física y jurídica en este país. De nuevo, quiero ser bastante intencional en este punto; la situación no es de las instituciones o del gobierno y que vean a ver cómo lo resuelven –evaluar el abordaje será para otro momento– es de todas y todos.

Estamos claros que tenemos varias realidades de conocimiento a cuestas en esta área que podrían debilitarnos para dar la batalla como sociedad; una brecha digital en crecimiento, la desactualización de los planes de estudio en universidades, las mallas curriculares de las escuelas y colegios con una pobre cercanía a las tendencias del universo tecnológico, por citar algunas, sin embargo, no pueden ser excusas para ponernos al día individualmente en conceptos y prácticas básicas de ciberseguridad que nos permitan vivir la vida digital de una forma segura.

A partir de acá, como decía mi abuelo, “pilas” con lo que navegamos, “clickeamos”, los correos que abrimos, los documentos que descargamos o las llamadas que recibimos. Así de alerta debemos comportarnos pues su información y la mía, que es almacenada en estas instituciones, puede estar en manos de cualquier persona, no solo en Costa Rica, sino también en el planeta.

Les invito a crear criterio en conjunto compartiendo conmigo sus puntos de vista al correo [email protected] o a través de mi perfil en LinkedIn.