22 de febrero de 2022, 18:32 PM

Bernal Fonseca - Empresario, comunicador, presentador y productor televisivo.

Provengo del sistema educativo público costarricense y quienes comparten este privilegio conmigo, a pesar de la grave crisis que enfrenta en la actualidad, podemos encontrar un patrón con respecto al idioma: la calidad y los contenidos que se imparten no son un vehículo óptimo para su aprendizaje.

Los doce años que estuve en el sistema - soy egresado de un colegio técnico-, me colocaron en una condición desigual con respecto al inglés para buscar una oportunidad de trabajo con la cual pudiese financiar mis estudios universitarios, sumado a la pobre orientación vocacional y mi desinterés por el tema.

Evidentemente, por el pobre nivel que manejaba para entonces, no fue posible o para ser honesto, ni siquiera busqué la posibilidad. Tampoco fui expuesto a la importancia de contar con esta habilidad como un diferenciador a futuro.

Inglés como oportunidad de vida.

En Costa Rica se generan más de 19.000 empleos anuales, según CINDE, con características privilegiadas; salarios competitivos, beneficios hacia la calidad de vida y evolución profesional de parte de las empresas multinacionales. Sin embargo, al no contar con la llave de entrada a este sector, las personas quedan relegadas a otro tipo de opciones y, por ende, de condiciones, aumentando la desigualdad social y la brecha en cuanto a conocimiento. Y si eso sucede en empresas que vienen al país, ¿qué pasaría con aquellas de origen nacional?

Inglés como parte del sistema educativo.

¿Cómo formar a la población estudiantil en inglés en una clase que no sea de inglés? Esa debe ser la gran consigna. Contar con clases de matemática, literatura y exploración tecnológica en inglés. ¿Estoy soñando? Quizás, pero ¿cómo vamos a avanzar si no buscamos los caminos, dejamos a un lado intereses o desgano con el que una persona docente no se responsabiliza del rol que cumple en el futuro de las personas y el país? Exijamos una reforma en la preparación y actualización docente, la currícula que se imparte y los beneficios de los cuales disfrutan.

Inglés como cultura.

He encontrado que esta fue una de las razones de mi desinterés en su momento. Conocer la cultura, no de países como Estados Unidos exclusivamente, con quienes vinculamos el idioma por defecto, sino con el mundo; es una ruta de exposición y, por lo tanto, el despertar del deseo por saber más. Acá el rol que juegan los medios de comunicación en la interiorización de ofrecer horas de programación en inglés, cursos por televisión, contenidos audiovisuales con subtítulos u otras acciones serían diferenciadores reales de la generación de una cultura globalizada. Lo necesitamos.

Salgamos del mito alrededor del idioma y nuestra cultura, integrémonos a la cultura global con nuestro talento y disminuyamos las brechas socioeconómicas; ahora en inglés. Hagámoslo ya.

Sigamos creando criterio en conjunto y recuerden que si desean compartir conmigo sus puntos de vista pueden hacerlo al correo [email protected] o a través de mi perfil en LinkedIn.