POR Yahaira Piña | 27 de noviembre de 2025, 10:02 AM

Hace un año, Dayana Salazar y su hijo Julián, quien tiene una discapacidad, sobrevivían en una vivienda prestada en Osa que apenas podía llamarse hogar. Las paredes deterioradas y la falta de condiciones dignas marcaban sus días, mientras el futuro parecía estrecho y frágil.

Esa realidad cambió cuando la comunidad decidió tenderles la mano. Con un gesto de solidaridad que conmovería a cualquiera, vecinos y colaboradores hicieron posible que madre e hijo recibieran la casa que durante años habían imaginado. La promesa de un techo seguro se convirtió, por fin, en una certeza.

Hoy, Julián conserva una sonrisa luminosa y encuentra en su hogar un lugar para jugar, cantar y soñar sin miedo. Dayana, por su parte, respira con tranquilidad al saber que su hijo crece en un espacio adecuado y protegido (repase la historia completa en el video adjunto de Telenoticias).

La estabilidad también le abrió la puerta a su emprendimiento de repostería, un proyecto que avanza con constancia y que ella espera profesionalizar para llevarlo más lejos. “Hoy vivo nosotros”, dice Dayana, una frase que condensa la paz y la esperanza de esta nueva etapa.

La historia de Dayana y Julián demuestra que la unión comunitaria puede transformar vidas. Y en este 2025, nuevas historias como la suya volverán a escribirse a partir del 8 de diciembre, recordando que siempre hay espacio para ayudar, acompañar y soñar.

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