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Recuerde que este 1.° de diciembre se conmemora el Día de la Abolición del Ejército.
Desde el 1.° de diciembre de 1948 Costa Rica no tiene ejército. Una decisión elogiada por la sociedad costarricense y reconocida con gran valor por la comunidad internacional.
Sobrevivir a las tensiones geopolíticas no es una tarea sencilla cuando recurrir a la fuerza e intimidación militar está fuera del alcance de un Estado, y Costa Rica no ha estado exento de invasores que quieran tomar por las armas parte de su tierra, algunas veces más cerca que otras.
Para la investigadora y docente Mercedes Muñoz, exdirectora de la Escuela de Historia de la UCR, nuestro país logró perfeccionar el arte del diálogo y la diplomacia para mantener el orden y la autonomía aun estando en una región tan convulsa como Centroamérica, donde la guerra tocó la puerta de nuestras fronteras.
Una de esas acciones claves ocurrió hace casi medio siglo durante el gobierno del presidente Rodrigo Carazo Odio, entre 1978 y 1982, cuando nuestro país fue asediado por la fuerza militar nicaragüense durante el conflicto entre el Frente Sandinista para la Liberación Nacional (FSLN) y la dictadura de la familia Somoza.
En ese entonces, las fuerzas del ejército de Somoza llegaron hasta la frontera norte e incluso hubo conflictos entre ambos bandos en Peñas Blancas. Costa Rica acude a la Organización de Estados Americanos (OEA) para intentar frenar el avance, pero hubo respuesta.
En los diarios de entonces se hablaba de al menos 300 civiles costarricenses dispuestos a tomar las armas para defender al país en caso de una potencial invasión, pero pudo más la curiosa estrategia de Costa Rica.
"La crisis de los 80 le toca enfrentarla al presidente Carazo y otros como Luis Alberto Monge y Óscar Arias. Usan medidas muy propias de un país desarmado, por ejemplo lo que hizo Carazo cuando se dieron las constantes invasiones a la frontera: corrió la frontera; 200 metros se corrieron de la línea fronteriza para evitar tener el conflicto tan cerca. Un país con un ejército no hace eso, pero no teníamos capacidad para poder enfrentar esa decisión", relata la historiadora.
La estrategia pacifista no implicaba solamente ver pasar las balas un poco más lejos de nosotros, porque Muñoz detalla que sí hubo esfuerzos por capacitar a las fuerzas policiales si el diálogo no servía.
"En las administraciones siguientes se van a crear los comandos fronterizos y la ayuda norteamericana a las fuerzas de seguridad costarricense fue muy grande, teníamos un entrenador militar en El Murciélago, que fue una finca de Somoza", explica.
La estrategia, más defensiva que ofensiva, siguió buscando en la cooperación el camino para salir bien librados del fuego de fusil.
"Por otro lado va a estar también la búsqueda a través de la cooperación internacional de fórmulas para evitar el conflicto eso da como resultado la proclama de neutralidad. [...] Y después en la administración Arias buscando con todos los países de la región cómo lograr revertir la situación de la guerra, porque ya todos podíamos caer en el conflicto", añade.
"El contenido del plan de paz es esa fase que permite ver cómo la abolición del ejército va a tener una fundamentación muy importante para que a nivel exterior se reconozca que este es un país con una vocación de paz. Fue y ha sido la carta de presentación del país a nivel internacional", explicó Muñoz.
La invasión de 1955
Si bien la guerra tocó la puerta en la década de los 80, ya años antes el país había visto de cerca a la fuerza militar llegar a sus fronteras.
A mediados de la década de los 50, un grupo de personas del bando calderonista, vencido en la guerra civil de 1948, intentó regresar al país y retomar el control por las armas, apoyados por la dictadura de Somoza.
En aquel momento, el entonces presidente José Figueres Ferrer se jugó una delicada carta frente al mundo: "un país sin ejército no puede ser invadido".
Con esta premisa invocó ante la OEA el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), un acuerdo entre países de la región en la que sus miembros se compromete a defender al país que lo invoque, algo similar a la OTAN en Europa.
Personeros de la OEA llegaron al país a investigar los hechos y en febrero de 1955, un mes después del inicio de la invasión, el órgano logra aprobar varios acuerdos que ponen fin a la intervención militar. Las bajas no llegaron a 100 entre ambos bandos.
"Tras el fin de la guerra fría vino el discurso de guerra contra las drogas y y después era la guerra contra el terrorismo... Siempre hemos estado metidos en un discurso de guerra, pero esa vocación por la paz y ese espíritu civilista que ha rodeado al costarricense ha sido muy grandioso para mantenernos lejos de la institución militar", finalizó la exdirectora de la escuela de historia de la UCR.