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Para blindarse del narco, APM Terminals reubica planificación y monitoreo fuera del puerto
La terminal prepara una nueva barrera para descartar a los traileros no autorizados o sin cita.
En 2019 entró en operaciones la Terminal de Contenedores de Moín (TCM), en Limón. Lo hizo mediante una concesión con la empresa APM Terminals, que se extenderá hasta 2048.
Dicho contrato contempla dos expansiones y la compra de gigantescas grúas adicionales para ampliar la capacidad del puerto. Pero para que esto ocurra, deben cumplirse una serie de condiciones estipuladas en el pacto.
"Estamos en la fase 1A y estaremos hasta que lleguemos a un millón y medio de TEUs (contenedores de 20 pies). Una vez se llegue a un millón y medio de TEUs se disparará la fase 1B y ahí empezaremos a construir lo que sería una superficie de 20 hectáreas con nuevas grúas, con nuevos espacios y con mayor atraque", explicó el director general de la compañía, José Rueda.
Por lo menos la primera parte de lo dicho por el vocero fue ratificado ante consulta de este medio por el ministro de Obras Públicas y Transportes, Efraím Zeledón. Sin embargo, el jerarca rechazó dar un aproximado de cuándo podría alcanzarse esa cantidad de contenedores movilizados.
Desde su puesta en funcionamiento, y hasta la fecha, por la terminal se han movido 6,5 millones de unidades. El contrato proyecta que, para cuando este termine, el país tendrá una capacidad operativa para movilizar 2,5 millones de unidades en un solo año.
"Nosotros podemos tener nuestras estimaciones y creemos que eso no va a ocurrir hasta próximos al 2030, unos cuatro o cinco años a partir del día de hoy.
"Puede ocurrir un poco antes si los mercados son propicios a las exportaciones, si a lo mejor los aranceles, en lugar de subir, bajan, y las exportaciones aumentan", según Rueda.
Alrededor del 85% de las transacciones que se hacen en el puerto corresponden a exportaciones y un 90% de estas tienen relación con la salida del país de cargamentos de piña y banano.
Con ese panorama claro, el vocero recordó que la producción en ese sector tiene un límite propio del espacio en el que se siembra.
"Si no se cultivan más áreas, difícilmente habrá mucha mayor producción", hizo ver el director general.
Pese a lo anterior, el vocero fue enfático en que existe la posibilidad de que los exportadores aumenten su eficiencia y logren incrementar los productos que colocan en Europa.
De ahí que la empresa tiene la necesidad de dar seguimiento a la evolución del tráfico para iniciar con la construcción, tan pronto se alcancen los números acordados para ello.
Esto principalmente porque, solo para la compra de grúas, es necesario hacer el pedido con hasta cuatro años de antelación.
Ahora bien, el pacto, además, incluye una segunda expansión.
"Cuando lleguemos a 2,1 TEUs, momento en el que obviamente la otra ampliación (1B) ya estará hecha y operando, cuando se llegue a 2,1, habrá una siguiente ampliación también de 20 hectáreas, con sus grúas, con su atraque y con un mayor calado para permitir llegar barcos mucho mayores que nos permitirá llegar hasta los 2.5 millones de TEUs.
"Y eso es lo que dice el contrato. Cualquier otra cosa es una especulación. A día de hoy esto es lo que está contratado, acordado y así es", mencionó Rueda.
En este punto, debe hacerse ver que el contrato también prevé que, si no se alcanza la cantidad de unidades, la última expansión debe hacerse seis meses antes de que se culmine la concesión.
Las expansiones tendrán un costo aproximado de $470 millones, que se sumarán al $1 billón invertido hasta la fecha.