POR Sebastián Durango | 26 de diciembre de 2025, 18:54 PM

Entre canciones, bailes y sonrisas, Willy Agüero se ha convertido en un rostro familiar y querido en las calles de Desamparados. Con una actitud siempre positiva, recorre el barrio vendiendo mangos y guayabas, convencido de que el trabajo también puede hacerse con alegría y buen humor.

Willy no ofrece únicamente fruta fresca. En cada encuentro regala un momento agradable: canta, baila al ritmo de la música y contagia su energía, provocando risas espontáneas entre vecinos y clientes. 

Muchos lo reconocen, además, porque “quita pegas sobando”, una habilidad popular que refuerza su cercanía con la gente y lo vuelve parte del paisaje cotidiano.

Detrás de esa alegría hay un propósito claro. Su esfuerzo diario está dedicado a cuidar y apoyar a sus padres. Por ellos trabaja con constancia y responsabilidad, y cuando aún le queda producto, continúa vendiéndolo de puerta en puerta, sin perder nunca la sonrisa.

Historias como la suya recuerdan que en Desamparados no solo se venden frutas: también se comparten optimismo, solidaridad y ganas de salir adelante. 

Le invitamos a repasar el reportaje en el video que aparece en la portada del artículo.

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