POR Diana Vásquez | 2 de diciembre de 2025, 17:55 PM

En Tarrazú, basta que alguien diga “Doña Nora” para que otro responda hablando de su sazón. En un pueblo donde los nombres todavía pesan, el de ella está asociado a una cocina que nació hace más de medio siglo, cuando con apenas diez años empezó a mover las ollas frente al fuego y a entender, sin manuales ni recetas, que la comida también es un idioma.

Doña Nora Venegas aprendió de su padre a escuchar el sonido de la leña como quien oye instrucciones antiguas. Ese aprendizaje, tan rústico como íntimo, la convirtió en una cocinera que domina como pocas el arte de preparar los almuercitos en hoja de plátano, un platillo que recuerda al casado costarricense, pero que en sus manos adquiere un carácter propio, casi ceremonial.

Su preparación es un mapa de tradición: arroz recién hecho, frijoles con el espesor exacto, huevo duro, plátano maduro, papas, salchichón y el pollo que funciona como ancla del sabor. Todo pasa por la cocina a la leña, donde el humo deja una firma imposible de imitar en otro tipo de fogón. La hoja de plátano envuelve cada elemento como un secreto bien guardado.

Esa forma de cocinar no se quedó solo en ella. Sus tres hijos heredaron la técnica y el amor por un oficio que no busca protagonismo, pero que todos reconocen. En Tarrazú, donde los días parecen más lentos, la comida de Doña Nora no solo alimenta: también sostiene historias, recuerdos y un orgullo que atraviesa generaciones.

Quien quiera comprobarlo puede encargar sus almuercitos al 8609-8027 y descubrir por qué en la zona todos coinciden en lo mismo: “nadie cocina como Doña Nora”.

Repase el reportaje completo en el video que aparece en la portada del artículo.

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