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Vive en una de las zonas más longevas del mundo y cumplió 100 años cocinando para los suyos
Desde Nicoya, doña María Santos irradia vitalidad y demuestra por qué esta Zona Azul guarda vidas tan largas como entrañables.
Entre parques, plazas y aceras del centro de Heredia, hay una figura que nunca pasa desapercibida. Su presencia ilumina cada rincón por donde camina, no solo por su maquillaje llamativo, sino por la simpatía que desborda en cada palabra. Se trata de Luisa Sánchez, una adulta mayor que ha conquistado a toda la comunidad con su carisma, su energía inagotable y su amor por la vida.
Todos los días, sin falta, Luisa sale a recorrer las calles de su querida ciudad. Lo hace con un objetivo claro: saludar, conversar, lanzar un piropo divertido y, sobre todo, disfrutar de la compañía de quienes se cruzan en su camino. Por su estilo único y sus mejillas siempre bien maquilladas, los heredianos la han bautizado con cariño como “La Coloreteada”. Y a ella, el apodo no solo no le molesta, le encanta.
Con su bolso al hombro, su sonrisa encendida y los labios pintados con esmero, Luisa es sinónimo de vitalidad. A su paso deja frases graciosas, buena energía y un ambiente más ligero. No le teme a la rutina ni a la soledad. Para ella, cada día es una nueva oportunidad para compartir alegría.
Su actitud positiva, su amor propio y su deseo de conectar con los demás han hecho que muchos la consideren un verdadero ícono local. Porque Luisa no solo camina las calles: las llena de vida, de color y de humanidad.
La historia de Luisa Sánchez nos recuerda que envejecer no significa detenerse, sino seguir adelante con más alma, más estilo… y mucho más colorete.
Repase el reportaje completo en el video que aparece en la portada de este artículo.