En la Costa Rica de antaño eran imprescindibles para la recolección de café; sin embargo, en la actualidad el uso que se le da al canasto hecho de bejuco es meramente decorativo. Aun así, personas como Germán Prado no quieren dejar morir esta tradición.
Este vecino de Platanillo de Turrialba aprendió de su mamá el oficio del canastero y, desde entonces, tiene más de 60 años de fabricarlos. Antes los vendía como “pan caliente” a los cogedores de café, hoy lo hace de manera ocasional para fechas especiales como la celebración del Día de la Independencia cada 15 de setiembre.
Prado asegura que el secreto está en la elección correcta del material, el cual debe ir a buscar montaña adentro y luego dejarlo secar durante varios días.
Este popular personaje es además conocido en su lugar natal por su talento musical, del cual nos da una "probadita" en el reportaje que puede observar en el vídeo adjunto.