POR Mariana Valladares | 16 de diciembre de 2025, 9:46 AM
La nueva entrega del universo creado por James Cameron aterriza en la gran pantalla con cifras que confirman su magnitud. Además de expandir la historia de Pandora, Avatar: Fuego y Cenizas establece nuevos estándares en efectos visuales, diseño de vestuario y construcción de mundos, con miles de planos digitales y un despliegue técnico sin precedentes.
Desde la producción, el filme se apoyó en un equipo internacional de gran escala, con más de 1.500 profesionales trabajando en Nueva Zelanda, país que vuelve a ser un pilar clave para la franquicia. El resultado es una película donde el 94% de las escenas incluye efectos visuales, dejando apenas siete planos —unos 11 segundos en total— sin intervención digital.
Uno de los datos más contundentes está en el trabajo de Wētā FX, responsable de 3.132 de los 3.382 planos con efectos visuales, equivalentes a 176 minutos y 15 segundos de metraje. El estudio comenzó a desarrollar esta película pocas semanas después de ganar el Oscar por Avatar: El camino del agua, enfocándose en mejorar su sistema de simulación acuática Pahi, ahora optimizado para repartir cálculos entre múltiples máquinas y facilitar transiciones entre distintos estados del agua.
El agua vuelve a ser la protagonista con más de dos mil planos con efectos visuales, un volumen similar al de la cinta anterior. Sin embargo, la gran novedad es el fuego: más de mil planos digitales elevan este elemento a un nivel nunca antes visto en la saga, con escenas que incluyen flechas incendiarias, lanzallamas, explosiones a gran escala y tornados de fuego.
El diseño de vestuario es otro de los ejes centrales. La ganadora del Oscar, Deborah L. Scott, comenzó a trabajar en los trajes de los Comerciantes del Viento y el Pueblo de las Cenizas desde 2017. A lo largo de los años, su equipo desarrolló más de ocho mil bocetos, confeccionó casi 640 muestras de vestuario para ambas comunidades y creó más de 387 piezas para los personajes principales. A esto se suman más de dos mil artículos, entre vestuarios completos, accesorios, armas y pelucas hechas a mano.
Para los personajes de acción real con estética Na’vi se elaboraron más de 400 piezas, incluidos 241 taparrabos, mientras que la Administración de Desarrollo y Recursos (RDA) contó con 1.557 accesorios, entre ellos 628 máscaras, 169 cascos y 760 elementos rígidos de vestuario y utilería tecnológica.
En pantalla, los detalles también marcan diferencia. Peylak, interpretado por David Thewlis y líder de los Comerciantes del Viento, luce un vestuario compuesto por 803 cordones teñidos y cuentas decorativas. Además, las imponentes góndolas de esta comunidad requirieron más de 100 kilómetros de cuerda y dos mil piezas de bambú, alcanzando dimensiones colosales de 129 metros de largo, 97 de ancho y 189 de altura.
Las escenas de multitud refuerzan la escala del proyecto. Algunas secuencias incluyen la mayor cantidad de Na’vi vista hasta ahora en la saga, con un plano que reúne 536 personajes distintos.
Con estos números, Avatar: Fuego y Cenizas se presenta como una de las producciones más ambiciosas del cine reciente y promete volver a sorprender al público con un despliegue visual que redefine los límites del espectáculo cinematográfico.
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