De la A a la Z
Mejorar el liderazgo virtual
El liderazgo en la era digital conlleva una serie de competencias distintas, aunadas a las que tradicionalmente se conocen.
Carlos Aguirre / Consultor Desarrollo Humano Estratégico.
La resistencia al cambio organizacional ha sido entendida de diversas maneras a través de los años, de manera que ha pasado de ser una característica del sistema organizacional hasta un rasgo psicológico propio de los individuos que conforman la organización (Dent et al., citado por Díaz, 2016, p. 12). De manera general, la resistencia consiste en las “fuerzas restrictivas que se mueven en dirección del mantenimiento del status quo” (Díaz, 2016, p. 12). Se trata de un proceso reactivo en el que los agentes inscritos en relaciones de poder se oponen a las iniciativas de otros agentes.
Sin embargo, Díaz (2016) recalca que, aunque el discurso de la época actual está enfocado en promocionar el cambio como una solución en sí misma, donde se asume que siempre es beneficioso, este debe ser abordado de la manera correcta. Antes de lograr una transformación exitosa, primero se ponen en movimiento procesos que debilitan “las bases sobre las que se sustentaba el equilibrio previo” (2016, p. 13), los cuales pueden conllevar a una experimentación costosa y sin rumbo definido. Por ello, una correcta gestión del cambio es fundamental para lograr restablecer el equilibrio perdido con nuevas y mejores prácticas.
Respecto al comportamiento de los individuos que conforman la organización, la resistencia al cambio proviene del hecho de que las personas tienden a favorecer situaciones de estabilidad y predictibilidad; motivo por el cual existe una fuerte desconfianza cuando se propone un proyecto de cambio. De esta forma, si bien se reconoce la necesidad de cambiar, al mismo tiempo, surgen dudas acerca de la manera en cómo hacerlo y si realmente será efectivo.
Por un lado, Robbins y Judge (2017) afirman que, cuando la resistencia al cambio es de origen organizacional, esta se manifiesta de las maneras citadas a continuación:
Por otro lado, Hellriegel et al. (2009) mencionan que los individuos suelen resistirse al cambio por las siguientes cuatro razones:
En los tiempos que estamos viviendo es indispensable mayor dinamismo en el cambio organizacional, de lo contrario las empresas la pasarán muy mal en un mundo cuyos cambios son de todos los días.