Calle 7
Extorsión en 'Only Fans': Víctima tuvo que comprar iPhone y dar dinero a una mujer
"Tuve que ir al ICE a sacarle un plan a mi nombre, obviamente el número no se lo di, simplemente le di el celular", recordó el vecino de San José.
Por David Sibaja.
Hace varios años, Milagro Miranda encontró en los medicamentos una manera de relajar su cuerpo ante las cargas laborales y el estrés que sufría. Sin embargo, su consumo fue en aumento hasta convertirse en una adicción. Un equipo de Calle 7 conversó con ella, quien repasó su historia.
“Me quitó el estrés, me quitó todo, me quitó el dolor de los hombros, la contractura, el dolor de cabeza y de ahí empecé a tomar más y más y más”, recordó.
Su punto más crítico llegó cuando se inyectaba morfina, la cual conseguía en el mercado negro. “Yo no le llegué a robar a mi mamá porque ella vive en Guanacaste; pero, se lo juro por mis hijos, que si yo hubiera estado a la par de ella, le robo hasta los calzones con tal de comprarme morfina”, agregó.
Al igual que ella, cientos de personas están adoptando una peligrosa práctica: usar los medicamentos que receta la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) a familiares o allegados para tener una sensación más fuerte que con las drogas tradicionales.
Esta práctica, no obstante, podría costarle la vida, según explicó la doctora del Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA), Helvethya Alfaro.
“Son medicamentos que, inicialmente, pueden generar una euforia, como una alegría, como un entusiasmo, pero después, con un mayor uso, van a relajar, van a hacer sentir más tranquilo, tan tranquilo que puede llevar a desarrollar hasta un coma que lleve a la muerte”, advirtió.