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Campesinos cierran carreteras en Nicaragua y piden la renuncia de Daniel Ortega y Rosario Murillo

Los bloqueos ocurren en numerosos puntos del país, mientras en Managua Ortega y su esposa se aferran al poder pese a los llamados de renuncia.

Por Teletica.com Redacción |23 de mayo de 2018, 8:47 AM

Especial de Confidencial para Teletica.com.

Frente al taller de mueblería de Juan López García, en Masaya, hay un tranque que imposibilita la circulación de los vehículos que vienen desde Catarina hasta el empalme de Las Flores. 

En este lugar al menos diez ciudadanos están sobre la carretera, vigilando que ningún camión o microbús retire la barricada, en su fin de avanzar rumbo a su próximo destino, donde además encontrará otro trancón, y el paso será más difícil este miércoles.

En la víspera de una nueva ronda del diálogo nacional, los campesinos y autoconvocados anunciaron que arreciarán los tranques, en presión contra el gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo, que acumulan 35 días de protestas nacionales. 

También denunciaron que hay otros que operan en “tranques piratas” que no son parte de la protesta ciudadana, sino montados con otros objetivos.

La tarde de este martes los ciudadanos autoconvocados y campesinos que tienen tranques en el Pacífico, Centro, Norte y el Caribe del país anunciaron que cerrarían el paso definitivo a partir de este miércoles en la mañana hasta que “Ortega y Murillo se sienten en el Diálogo Nacional a presentar su renuncia”.

“Exigimos que las sesiones del Diálogo sigan transmitiéndose públicamente, tengan resultados contundentes y se efectúen a diario. Aclaramos que se permitirá el paso únicamente para ambulancia y ayuda humanitaria”, dice el anuncio de los líderes de tranques pacíficos.

Francisca Ramírez, líder campesina anticanal, aseguró a CONFIDENCIAL que la mayoría de ciudadanos que tienen tranques pacíficos a nivel nacional sostuvó una reunión para llegar a este acuerdo, y ejercer presión para que el presidente de una vez por todas “se siente a resolver la situación del país”.

“Nadie manda a negociar a sus trabajadores. Estamos hablando de un país, no de cualquier cosa. Los que han llegado son unos muchachos que son como robots que no tienen la capacidad de negociar o decidir algo. 

"Hasta que ellos no se sienten nosotros vamos a continuar con los tranques y se van a integrar más municipios. Estamos conscientes de que Nicaragua no tiene la capacidad económica para estar jugando”, refirió la líder campesina.

El anuncio del cierre del paso definitivo en todos los tranques pacíficos es una medida que afectará el negocio de Juan López García, sin embargo, aunque perderá dinero porque pocos clientes llegarán a su mueblería, él se siente satisfecho por ser quien controla el tranque que está frente a su local.

“Yo sé que no solo me afecta a mí. Aquí pasan las personas caminando, en bicicleta, y algunos se enojan, pero otros apoyan. Yo lo que les digo es que es mejor apretar y sufrir ahorita, que pasar con este hombre (Ortega) toda una vida”, expresó López García.

En El Zapote, Nueva Guinea, Manuel Sosa dirige un tranque pacífico. En medio de la carretera hay palos gruesos y medianos y unas varillas de metal. Aquí los vehículos circulan cada dos horas. Para evitar accidentes, primero abren una vía y luego la otra, y hasta que el último vehículo pase, se pone nuevamente la barricada.

“Los conductores que pasan por aquí están conscientes de lo que estamos haciendo. Ellos no han puesto resistencia y entienden que el único problema que atrasa todo este proceso es el mal Gobierno que tenemos en Nicaragua”, explicó Sosa.

En este tranque tienen tres grupos de diez personas que se encargan de vigilar que ningún vehículo pase. Mientras unos están en esta labor, los demás se encuentran descansando para relevar a sus compañeros. Rotan cada seis horas.

“La función de ellos es esa. No están solos porque en total somos como dos mil personas que estamos apoyando los tranques. Para no alarmar a la gente, andamos vestidos como normalmente trabajamos el campo. No cobramos dinero ni andamos extorsionando. Y la misma gente, como le repito, sabe que nosotros no somos el problema”, aseguró el campesino.

Sosa expresó que si bien están perdiendo dinero, la única forma de “ejercer presión” es a través de los tranques. “Nosotros estamos acostumbrados a aguantar, a sufrir, pero al menos tenemos lo más básico para comer”, agregó.

En El Tule hay dos tranques. Freddy Mairena juntos a los demás campesinos, decidieron instalarse en ese sitio porque “es la única forma de presionar al Gobierno”. Temen que si se retiran del lugar, las fuerzas sandinistas ocupen el punto para desvirtuar la lucha campesina y de esta forma, restar tensión a Ortega.

“A ellos les duele que tengamos los tranques. Lo sabemos porque pasaron todo un día pidiendo que nos retiráramos, pero no lo vamos a hacer, porque es nuestro derecho y no queremos tener a un asesino en el Gobierno”, manifestó Mairena.

En este tranque, cada comunidad cuida un día completo. A lo interno de cada poblado, se turnan la vigilancia y el control del paso y se relevan cada cuatro horas.

“Por lo menos nosotros dejábamos pasar cada cuatro horas. Luego cerrábamos y de ahí hasta que tuviéramos bastantes vehículos de nuevo. Pero ya eso va a cambiar, porque en una reunión que estuvimos pues se decidió que esto va indefinido hasta que don Daniel y su esposa vayan a la mesa del Diálogo”, dijo el campesino.

Los conductores que transitan por este lugar han manifestado su descontento por esperar largas horas, sin embargo, Mairena afirma que al final terminan entendiendo el propósito de la presión que están ejerciendo al Gobierno de Daniel Ortega.

“Nosotros no cobramos nada para que pasen. Si viene alguien y nos quiere dar alguna ayuda, pues está bien, pero nosotros no cobramos nada. Es más, si algunas personas se quedan aquí al mediodía, pasamos por sus carros y les preguntamos si tiene hambre, porque estamos sabidos que no llevan comida, y bueno, nosotros le damos de lo que tenemos”, afirmó Mairena.

Francisca Ramírez, líder campesina, explicó que los tranques que tienen los campesinos y ciudadanos auto convocados en todo el país no están cobrando dinero. Destacó que las personas que están solicitando alguna cuota monetaria, son parte de las turbas sandinistas.

“Logramos identificar tranques mandados por el Gobierno, donde cobran peaje, para desprestigiar nuestra lucha, pero nosotros no cobramos ni maltratamos, lo que nos mueve es la justicia y que se vayan (Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo)”, refirió Ramírez.

Los llamados tranques piratas, que no están relacionados con las manifestaciones, fueron detectados en la Carretera a El Rama, en el centro de Nicaragua, que comunica los litorales Pacífico y Caribe del país, según la denuncia de Ramírez.

“No se dejen engañar, nuestra lucha es responsable y pacífica, en los tranques auto convocados del pueblo estamos dejando circular a la gente en diferentes bloques, con horarios, y permitimos el paso en cualquier situación humanitaria”, sostuvo la líder campesina.

A favor y en contra

Durante la segunda sesión del Diálogo Nacional, los estudiantes, sociedad civil y sector privado, se negaron a llamar a desmantelar los tranques en diferentes zonas de todo el país, con el argumento de que estos son una expresión de la protesta de la población auto convocada, un mecanismo de defensa ante la represión oficial y los saqueos dirigidos, y una garantía de presión ante el incumplimiento reiterado de los acuerdos de parte del Gobierno.

El representante de los campesinos del movimiento anticanal, Medardo Mairena, afirmó que los bloqueos no se pueden quitar porque su objetivo es “la renuncia de (Daniel) Ortega” y aseguró que si Ortega y Murillo ponen su renuncia ante la mesa del diálogo, entonces los tranques se van a desmantelar.

“No podemos deslegitimar los tranques. Son manifestaciones que los ciudadanos realizan al igual que las marchas que diferentes ciudadanos han realizado en los distintos departamentos. Los muchachos están dejando pasar a las ambulancias y cualquier caso urgente. Son parte de sus derechos”, aseguró Medardo.

Sin embargo, en las calles hay quienes no están de acuerdo con los tranques, pues dificultan la llegada a sus trabajos y ponen en peligro la estabilidad económica de sus familias.

Rubén Ramírez, un motorizado que logró avanzar hasta la rotonda de Las Flores, en Masaya, expresó que entiende el por qué los ciudadanos están con los tranques, sin embargo, manifestó que no le parece correcto que les quiten a las demás personas el derecho a circular libremente.

“Es que puedo decir que apoyo la causa, la lucha. Yo no quiero que Ortega se quede en el poder, tampoco quiero que nos siga matando a los estudiantes… pero hay que analizar si de esta forma, con los tranques, vamos a presionar tanto como para que se vaya de la presidencia”, indicó.

Josefa Mejía, habitante de Catarina, afirmó que con estos tranques ahora madruga para poder asistir a su trabajo. Está clara de que levantar una barricada en medio de la carretera para paralizar el país, es una opción que puede ejercer presión al Gobierno. Pero el costo que deben pagar, ella y otros ciudadanos, no puede dejarse de lado.

“Usted sabe que todos pasamos por aquí y si nos bloquean la pasada, pues todo nuestro día se afecta. Yo sé que el efecto aquí no es el mismo allá en Nueva Guinea, pero a todos nos afecta. No soy ciega, no puedo decir que lo que hacen es injusto, porque yo apoyo que se acabe todo esto y Daniel se vaya, pero esto nos está afectando a todos”, consideró Mejía.

Otras personas como Francis López, consideran que “los tranques son una forma pacífica de protesta, me parece que deben seguir pero no podemos permitir que los transportistas por ejemplo se los adjudiquen, porque ellos protestan por gasolina, el pueblo por democracia”.

“Yo digo que sí a los tranques, a los tranques que están por la democratización del país y la salida de Ortega. Pues por lo visto es lo único que le duele al gobierno, así que no nos queda de otra. Quizá hacerlos cada hora, dejar pasar cada hora, pero hablar de economía en estos momentos me parece una falta de respeto para las víctimas, sus madres y la patria misma”, aseguró López.

Cristian Montiel, quien actualmente vive en Jinotega, expresó que si bien los tranques no le permiten visitar regularmente a su familia, estos tienen que prevalecer porque es la única forma de presionar al Gobierno.

“Hay escasez de alimentos y pérdidas millonarias, pero esto es necesario para poder cambiar al presidente, el Gobierno, la Asamblea y otros poderes del Estado. Y los apoyo, porque por lo menos yo no quiero más dictadura”, finalizó Montiel.