El asteroide 2024 YR4 podría impactar contra la Luna creando un espectáculo más brillante que la luna llena y un cráter de 2 kilómetros en nuestro satélite natural.
Gracias a un fenómeno descubierto por Einstein hace más de un siglo, el telescopio James Webb logró campar la luz de una galaxia a más de 13.000 millones de años luz de distancia.
No fue sino hasta un 23 de noviembre de 1924, que un artículo publicado en The New York Times informaba que existían otros mundos fuera de nuestra propia galaxia.
El ente espacial desconocido es muy pesado para ser una estrella de neutrones y muy ligero para ser un agujero negro. Los astrónomos no descartan que pueda tratarse de un objeto astronómico nuevo.
Los fragmentos del objeto interestelar contienen cantidades extremadamente altas de una composición nunca antes vista en el Sistema Solar.
Es el primer mapa de nuestra galaxia realizado con algo distinto a fotones de luz. Y para lograrlo, los científicos enterraron miles de detectores en un gigantesco cubo de hielo.
Nuestra posición geográfica, ubicada tan cerca al ecuador, asegura una vista propicia de la Vía Láctea y permite apreciar tanto el hemisferio norte como el sur, algo que es imposible en otras latitudes
Su existencia se sospechaba desde 1974, al ser detectada una fuente de radio inhabitual en el centro de la galaxia.
Durante décadas, los astrónomos sospechaban lo que había en el centro de la Vía Láctea. Con esta imagen ya no quedan dudas.
El planeta es legendario a causa de sus estaciones, que duran 40 años. Lo que no esperaban los científicos es que su verano mostrara signos de enfriamiento.
La posible señal del planeta descubierta por el telescopio de rayos X Chandra de la NASA se encuentra en la galaxia Messier 51, a unos 28 millones de años luz de la Vía Láctea.
Una molécula fundamental para el funcionamiento de las células fue detectada a miles de años luz de la Tierra.
