Por Luis Jiménez |10 de diciembre de 2021, 16:45 PM

El vulcanólogo costarricense Gino González estuvo en las entrañas de La Palma, España, para ver el nacimiento del nuevo volcán que hoy asombra a todo el mundo por lo impresionante de sus erupciones.

La isla española de La Palma se ubica en el archipiélago de Canarias, en el océano Atlántico.

El Cumbre Vieja entró en fase eruptiva el 19 de septiembre de 2021, cuando emitió espectaculares ríos de lava que iniciaron un lento descenso hasta alcanzar, finalmente, el mar, 10 días después. La lava ha devastado una parte del oeste de esta pequeña isla de 85.000 habitantes.

“Ver el nacimiento de un volcán es un fenómeno biológico que pasa cada mil años, pero tuvimos la fortuna de verlo en nuestro tiempo. Como científico es muy interesante ver todo el proceso, desde que no estaba hasta que llega el magma a la superficie y empieza a generar el nuevo edificio volcánico”, dijo González.

El lugar está muy afectado, hay destrucción de viviendas y el patrimonio de las personas fue consumido en cuestión de meses, así como los cultivos.

“Los techos de las casas están cubiertos de ceniza, otras están sepultadas y aún hay varias coladas de lava activas y otras están solidificadas. La lava tiene un espesor de unos cinco metros y la presión de las coladas destruyen por completo las paredes de las casas”, comentó el vulcanólogo.

El volcán no tiene nombre aún y eso les tocará a los habitantes de La Palma.

Las islas Canarias están en una zona donde se forman volcanes constantemente.


“El volcán hace su trabajo y está ahí para hacer erupción. Es algo muy doloroso porque son 2.000 viviendas destruidas. Se habla mucho de los barrios que se están destruyendo mientras el mundo habla de COVID-19 y fútbol. Muchos tienen que limpiar las casas de las cenizas, cuidarlas para evitar robos y en las calles continuamente las personas limpian la ceniza”, señaló Gino González.  

Para él, como científico, es necesario no solo repasar videos, sino estar en el sitio y conversar con otros vulcanólogos, así como con ciudadanos. Explica que hay que ver cómo se maneja el desastre para aprender de lo que se hace bien y lo que no, por si en algún momento pasa algo similar en Costa Rica saber un poco más sobre cómo actuar.

“La lava corre a unos ocho kilómetros por hora y en ocasiones va muy rápido. Hay tubos de lava que no se ven en la superficie, pero salen a varios kilómetros de donde está el volcán. La erupción ha cambiado los vientos en la isla y el oleaje del mar. La ceniza cae constantemente y los gases son bastante altos, por lo que hay que tener mucho cuidado”, agregó González.  

Los bananos y otras frutas están afectadas porque la ceniza se pega en ellas y les hace "huequitos", dañando la parte externa de estas e impidiendo que se puedan comer. Las tuberías por donde pasa el agua están totalmente destruidas.


Por donde pasaron las coladas de lava no va a crecer nada por lo menos hasta dentro de unos 20 años y, cuando esto pase, la tierra va a ser muy fértil.

Según el vulcanólogo, la actividad ya está decreciendo y su actividad eruptiva disminuye, pero no se sabe cuándo parará.

“Los volcanes de Costa Rica son muy violentos porque hacen explosiones, no son tan propensos a formar coladas de lava. Geológicamente, nuestro país también ha tenido un vulcanismo como el de La Palma y esto puede volver a ocurrir, pero no sabemos cuándo, por eso debemos estudiarlos”, indicó Gino González.  

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