Por Luis Jiménez |19 de julio de 2022, 11:54 AM

El supuesto grupo narco familiar desarticulado este martes por las autoridades judiciales, caso bautizado policialmente como "Imperio", tenía gerentes dentro de su estructura, así como negocios para legitimar el dinero de las ventas de droga. Según la investigación, sus integrantes no aplicaban violencia para evitar así a la Policía.

Wálter Espinoza, director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), confirmó que el líder de la aparente banda, un hombre de apellido Rodríguez, alias “Pioja”, es una "figura icónica en el crimen organizado de la zona".

“La investigación tiene varios meses en desarrollo y hoy culmina con 32 allanamientos de manera simultánea en María Reina de Sagrada Familia, San Pedro, Escazú, Desamparados, Sabana y Alajuelita, San José. Este caso aborda una estructura criminal que tiene mucha planificación interna, una jerarquía muy fuerte y gerencialmente está definida mediante la creación de estructuras o capas que le permiten al líder controlar todo este sector”, dijo Espinoza.

Declaraciones de Wálter Espinoza: 


Las ventas que se desarrollaban en el sitio estaban generando, de acuerdo con la Policía Judicial, cerca de ¢10 millones al día. En los búnkeres, al parecer, se vendía cocaína, crack, marihuana, droga conocida como 'tusi' (cocaína rosada sintética), otra de nombre 'tuki', pastillas y ketamina.

Según el OIJ, la zona de Sagrada Familia, en San José, se había convertido en todo un imperio dedicado a la distribución, almacenamiento, procesamiento y venta de drogas.

“La organización lava o legitima el dinero mediante negocios como supermercados, licoreras y abastecedores. Cuando ingresa el dinero es remitido al sistema bancario nacional para ser canjeado por moneda nacional o extranjera y, de esta manera, pretendían borrar la huella del crimen y protegerse de la investigación que la Policía estuviera realizando.

“El aparente grupo ha adquirido unos 50 inmuebles, muchos de ellos en arrendamiento, algunos de importante valor económico ubicados en condominios en la Sabana. Hemos detectado acercamientos con un funcionario de un banco estatal; sin embargo, estamos trabajando con el Ministerio Público”, comentó Espinoza.

Para el OIJ, este grupo pretendía mantenerse en el lugar generando la mayor cantidad de dinero; se alejaron de la violencia para evitar presencia policial y mantenían control sobre la zona recurriendo a la imagen que tenían "por alguna presión".

Además, habían logrado el apoyo de algún sector comunal que les facilitaba sus viviendas para almacenar droga y dinero. Espinoza dijo que era un grupo muy planificado, con más pensamientos gerenciales y mucha planificación.

“Al supuesto líder se le relaciona, desde hace mucho, con tráfico de drogas, el cual tiene muchas capas de protección que le ha dificultado a todas las Policías lograr accederlo. Se le vincula con drogas, lavado de dinero y se identificaron notarios que le colaboran para crear sociedades anónimas, conseguir testaferros y lograr que los bienes que se obtienen estén inscritos a nombre de terceras personas.

“Hay una segunda estructura donde está su esposa, una de sus hijas, una hermana que se encarga de preparar la droga y un sujeto que hace actividades de legitimación. También hay otro segmento asumido por tres jefes de grupo”, agregó Espinoza.

La diligencia policial pretende detener a 27 personas, 40 vehículos, dinero en efectivo y droga.

Este lunes por la noche, la Policía Judicial incautó ¢7 millones, en apariencia, producto de la venta de droga, que estaría relacionada directamente con la organización.

Durante el operativo participaron 650 personas, la mayoría del OIJ, el resto es personal de la Fuerza Pública, Unidad Especial de Apoyo (UEA) y policías municipales.

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