Por Eric Corrales |17 de julio de 2022, 9:00 AM

En Costa Rica, el hígado graso es la causa más frecuente de enfermedad hepática terminal. Se sabe que un 20% de las mujeres mayores de 18 años y 30% de los hombres padecen de algún grado de hígado graso, de los cuales un 40% de los casos resultan en cirrosis.

Las investigaciones sugieren que ciertas afecciones de salud, la predisposición genética, la dieta y el aparato digestivo podrían hacer que las personas sean más propensa a desarrollar enfermedades del hígado graso.

“El hígado es un órgano que normalmente contiene algunas cantidades bajas de grasa. Sin embargo, cuando esta sustancia se acumula, se genera una enfermedad a la que se le denomina esteatosis hepática, más conocida como hígado graso. Esta acumulación de grasa causa una inflamación en el hígado que puede dañarlo y crear cicatrices. En casos graves, esta cicatrización puede derivar en la insuficiencia hepática”, explicó el gastroenterólogo, Wagner Ramírez.

Según el médico, este padecimiento posee una estrecha relación con la obesidad, el colesterol alto, la diabetes tipo 2 y otros trastornos que se caracterizan por la resistencia a la insulina. Sin embargo, lo complejo de esta situación es que muchas personas que tienen esta enfermedad no presentan síntomas, ni siquiera cuando avanza, por lo que, con frecuencia, no se diagnostica a tiempo y, cuando esto sucede, puede causar una afección hepática más grave conocida como esteatohepatitis no alcohólica (EHNA).

Desafortunadamente, es difícil predecir si el hígado graso progresará a una EHNA, la cual puede aumentar significativamente el riesgo de cirrosis (cicatrización severa que perjudica la función hepática) y del cáncer de hígado, así como el riesgo de desarrollar otras afecciones, incluyendo enfermedad cardíaca, diabetes y problemas renales.

¿Qué provoca el hígado graso?

La frecuencia de enfermedades del hígado en Costa Rica ha ido en aumento de forma considerable, principalmente debido a factores que ocasionan un daño degenerativo al órgano. Según el especialista, el hígado graso es una enfermedad metabólica cuyas principales causas son la obesidad, la hipertensión y la diabetes, con esta última existe una estrecha correlación, pues algunas veces los pacientes con hígado graso desarrollan diabetes o viceversa. Asimismo, es la causante del 60% de los casos de esteatosis hepática.


“Estos problemas de salud combinados favorecen el depósito de grasa en el hígado, causando inflamación del hígado y esteatohepatitis no alcohólica, lo que puede llevar a una acumulación de tejido cicatricial en el hígado”, explicó el especialista en enfermedades hepáticas del Centro Médico Equilibrium.

Diagnóstico y tratamiento

Ante la ausencia de tratamientos para esta enfermedad, el doctor Ramírez recomienda reducir gradualmente el peso corporal, mediante una dieta balanceada y saludable, además de realizar ejercicio de manera regular. Asimismo, es fundamental consultar con un especialista ante posibles síntomas como hinchazón abdominal, color amarillento en la piel y en los ojos (ictericia) y palmas rojas.

Actualmente, gracias a los avances de las técnicas de imagen, se ha desarrollado una nueva técnica basada en la evaluación de la elasticidad o rigidez hepática llamada elastografía transitoria (Fibroscan). Esta técnica permite medir la dureza y cuantificar la fibrosis hepática de manera sencilla y totalmente indolora mediante ultrasonidos, el resultado se obtiene de forma inmediata y se puede repetir periódicamente.

“Por medio del FibroScan podemos medir la fibrosis (las cicatrices) y la esteatosis (los cambios grasos) del hígado. Es una de las formas más sensibles y menos invasivas de saber qué tan severo es el problema en el hígado en una persona con el objetivo de buscar el tratamiento adecuado que le permita prevenir enfermedades más graves como la cirrosis”, explicó el gastroenterólogo.

Este estudio permite determinar exactamente cuál es el estado del hígado y la concentración de grasa que tenga, así como el riesgo de inflamación y cicatrización. Los casos que presenten variaciones en los niveles F1 y F2 son, hasta cierto punto, aceptables, ya que se habla de un aumento no significativo. Por otro lado, quienes arrojan una alteración en el indicador F3 pueden presentar un nivel de afectación de moderado a severo, mientras que el F4 representa una afectación severa, donde el hígado se inflama y comienza a fallar su funcionamiento. En este último estado se pueden generar además complicaciones como la formación de várices venosas en el esófago, la acumulación de líquido en la cavidad abdominal y una encefalopatía hepática, la cual ocurre cuando el hígado ya no es capaz de eliminar las toxinas de la sangre.

El principal problema del hígado graso es que puede llevar con mucha frecuencia a cirrosis y a cáncer, una enfermedad terminal donde el hígado pierde su función y que no posee un tratamiento específico más que el trasplante del órgano. Sin embargo, es posible lograr que el hígado se regenere si se previene a tiempo con tratamientos adecuados.

Youtube Teletica