24 de abril de 2013, 2:01 AM

El programa de becas de Fundación Monge para jóvenes ejemplares no solo les brinda ayuda económica, también los motiva pensar en grande.

Los resultados se reflejan en la gran cantidad de estudiantes que terminan el colegio y ya cursan una carrera universitaria.

"La diferencia entre una persona exitosa y los demás no es la falta de fuerza ni de conocimiento, sino la falta de voluntad".

Las dificultades económicas no han impedido que María Fernanda sea una estudiante ejemplar.

Sus notas no bajan de 90 y con apenas 16 años desarrolló una extraña pasión por la contabilidad. Su mente está fija en terminar el colegio, su carrera técnica y convertirse en bióloga marina.

El apoyo de la Fundación Monge va más allá de lo económico.

Los administradores de las tiendas se convierten en tutores de los estudiantes que participan en el programa.

María se reúne al menos una vez al mes con María Fernanda para asegurarse que todo marche bien.

El año anterior 122 jóvenes del programa se graduaron de bachillerato con una especialidad técnica.

El 70 % de ellos ya estudian en alguna universidad.

Entre ellos está José Mario. Su vida se desarrolla entre libros y un corre - corre de la casa a la universidad para cumplir su horario de 5 materias de ingeniería en computación.

En los últimos 7 años más de 1300 jóvenes recibieron las becas de Fundación Monge.

Su programa de responsabilidad social se fundamenta en que cualquier donación es efímera, pero la educación acompaña a las personas por siempre.

Con estos reportajes quisimos resaltar la entrega y disciplina de estos jóvenes que ante la adversidad pueden doblarse, pero nunca se rompen.

También queremos hacer un llamado a otras empresas para que incluyan planes.

Natalia, Jordan, María Fernanda y José Mario son ejemplos de cómo una pequeña ayuda puede hacer grandes cambios en la vida de alguien.

Nadie sabe qué les espera en el futuro pero si por la víspera se saca el día, sin duda seguirán escribiendo historias de éxito.