6 de agosto de 2014, 6:31 AM

Hace unas semanas, estudiantes y técnicos del Instituto Tecnológico (TEC) ganaron en Francia un reconocimiento por su casa ecológica.

El proyecto, conocido como Tropika, ofrece una casa ecosostenible, alimentada con paneles solares y agua de lluvia, y además, construida con maderas y materiales de desechos agroindustriales.

El costo total de las materias primas y el traslado a Europa se previó en $350.000, unos ₡190 millones. Claro que esa casa es un experimento y no un producto que ni usted ni yo podríamos comprar fácilmente.

Pero el tema de la madera lo enfoca el TEC en otro proyecto. Es una vivienda construida con paneles de tablilla y armados como un prefabricado, levantada sobre pilotes y construida en tiempo record: apenas tres semanas.

Esta nueva casa es también por ahora un prototipo, un experimento que servirá para las necesidades de la misma institución, pero que requiere reformas si pretende ganar mercado.

Está construida casi completamente de madera y revestida por una fibra térmica que la hace casi hermética. También son muy fuertes sus cerchas y sus pilotes.

Más impacto espera tener el proyecto de El Porvenir de Batán, provincia de Limón. Se trata de una urbanización de interés social con bono de la vivienda para 230 familias, todas de la zona, todas de bajos recursos.

Las casas miden 42 metros cuadrados y constan de sala comedor, dos cuartos, baño, patio de pilas y zonas verdes. Tiene puertas y marcos de metal y pisos de linóleo fijados sobre paneles de playwood.

El diseño es denominado Kodiak, y fue proporcionado por la compañía norteamericana que suple la materia prima a la empresa desarrolladora, llamada Montelimar. Ellos afirman que el mercado nacional no les ofrece una madera de esta calidad.

El material es importado desde Estados Unidos debidamente curado y con sistemas anti inflamables. Esa capaz de resistir una hora de calor antes de hacer llama.

Las viviendas están colocadas sobre pilotes de un metro de alto, pues se trata de una zona muy húmeda e inundable.

Tienen un costo unitario de ₡8,5 millones, pero los desarrolladores creen que puede bajar sustancialmente para otros climas, donde la casa pueda colocarse a ras del suelo, y evitar el costo del complejo engranaje de madera que sostiene el entrepiso.

Empresarios y técnicos forestales, desarrolladores y ambientalistas tenían la esperanza de que el país diera un vuelco, abandonando el monopolio de materiales muy contaminantes como el hierro y el cemento, a cambio de soluciones más amigables con el ambiente, como la madera y sus derivados.

En particular, esperaban la vuelta a la madera en casas de interés social. Pero las esperanzas se desvanecen.

El gobierno afirma que solo dará bonos de vivienda para viviendas de madera en zonas alejadas y susceptibles a inundaciones.

De los 10.000 bonos que se entregan anualmente, la inmensa mayoría seguirán favoreciendo al bloc y el prefabricado.