Por Juan José Herrera |4 de agosto de 2022, 13:12 PM

La renuncia en pleno de toda la cúpula del Partido Liberación Nacional (PLN) la noche de este miércoles es un paso en la dirección correcta, pero no una garantía para sacar a la agrupación de la que muchos califican como la crisis más profunda de su historia.

Así lo aseguran los analistas políticos Sergio Araya y Alejandro Barahona, ambos con dudas sobre el alcance que tendrá ese sismo que sacudió, y sacude, las bases del partido más longevo de Costa Rica.

“Es una acción válida, un poco tardía, pero que en el contexto en que está el partido es apenas un paliativo. Es una buena acción pero que en sí misma no resuelve los problemas de fondo. Casi que es una decisión que en otras organizaciones se da en automático después de un descalabro electoral como este.

“Ciertamente se ve como la presión que provocó la salida de la expresidenta Chinchilla Miranda, pero es insuficiente, no son acciones contundentes que permitan garantizar que el partido está entrando en una suerte de efectivo proceso de renovación, sino básicamente una acción necesaria, que llega tardía y que podía considerarse positiva en el mejor de los casos, pero en el peor una cortina de humo”, criticó Araya.

Barahona coincidió en que no es suficiente con las renuncias y los nombramientos si, en el panorama, el partido no cuenta con esos liderazgos necesarios para llevar adelante el proceso de renovación.

“En este momento no se visualizan liderazgos bien fundamentados para asumir esos roles, o sea, no solo uno puede decir que hubo un proceso de vacas flacas y que eso implicó una renovación de cuadros y ahora tenemos esta calidad de dirigentes, pero lo que yo veo es que Liberación Nacional y otros partidos realmente se han quedado sin esos liderazgos porque las mismas estructuras han ido exiliando a cualquier persona que sí tenga cualidades, porque los consideran una sombra a su bajo liderazgo partidario.

“Si lo que van a hacer es volver a nombrar a los mismos exdiputados y exministros que son responsables en buena medida de la crisis que están atravesando, como se dice popularmente, 'apague y vamonos'”, aseguró.

Demandas y retos

Ayer, un grupo de casi 800 liberacionistas, entre los que destacan exdiputados y exministros y otras figuras verdiblancas de peso, exigieron esa renovación de estructuras y otras condiciones, como por ejemplo, que los expresidentes y excandidatos no puedan volver a presentar sus nombres para una candidatura.

Esa medida, que defiende también garantizar las caras frescas en la agrupación, podría tampoco ser una garantía, y además trae un riesgo de inclusión.

“Hay que ser cuidadosos, el requisito no puede ser que no haya sido, sino que tenga ciertas cualidades para participar, entonces creo que Liberación está aplicando una fórmula muy vieja que es menos de los mismos de siempre y más gente un poco nueva, cuidado y más bien esto no es un movimiento para empoderar a los alcaldes”, advirtió Barahona.

El partido convocó a Asamblea Nacional el próximo 24 de setiembre para habilitar la elección del nuevo Comité Ejecutivo el 15 de octubre, ese día también se conocerá la renuncia del Tribunal de Ética del partido.

Para Araya, la solución a la crisis sí pasa por una renovación, pero no solo de personas, sino además de ideas, con la agravante de la perdida de imagen que enfrenta hoy el PLN.

“Liberación ha enfrentado crisis, la diferencia con esta es que, en el imaginario social, un grueso importante de la sociedad asocia la marca de Liberación Nacional con temas negativos, como corrupción, clientelismo y políticas de la vieja guardia; en cambio, en esos otros episodios la marca Liberación seguía siendo positiva, ese para mí ese es el principal desafío, cómo revertir esa imagen y mostrarse como una alternativa fresca, sana y nueva”, sentenció Araya.

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