11 de agosto de 2016, 5:36 AM

La presión para Costa Rica crece aceleradamente: mientras Nicaragua devuelve al país un promedio de 25 inmigrantes ilegales al día, Panamá anunció que les dará asistencia humanitaria a los cientos de inmigrantes que están en esa nación para que continúen con su trayecto hacia Estados Unidos.

En declaraciones al diario La Prensa de Managua, el coronel Alberto Larios, jefe del Cuarto Comando Militar Regional de Nicaragua, aseguró que los oficiales realizan intensos trabajos de vigilancia y control para detectar y devolver a Costa Rica a los inmigrantes que cruzan territorio del vecino país.

"La población nos está colaborando, los dueños de fincas nos avisan cuando observan estos movimientos en zonas fronterizas de La Calera, Sotacaballo y Ostallo”, explicó el jefe militar. Una vez los detienen -dijo- les dan asistencia médica y luego los entregan a las autoridades ticas en Peñas Blancas.

Esta medida responde a la posición del gobierno de Daniel Ortega de no permitir el paso de estos ciudadanos de países como Haití, aunque también hay quienes dicen ser africanos. 

Igual ocurrió con la pasada crisis migratoria con los cubanos, que obligó a Costa Rica a buscar una solución regional para que más de 8.000 isleños llegaran a Estados Unidos.

En el caso de los vecinos del sur, el mandatario Juan Carlos Varela anunció, esta semana, que no permitiría que estos inmigrantes "que ya cruzaron hacia nuestro país mueran en nuestra tierra".

“Se mantiene el cierre de la frontera a migrantes irregulares, pero aquellos que estén utilizando estos puntos (de la zona selvática del Darién) para cruzar y ya ingresen a nuestro territorio se les va a dar la asistencia humanitaria para que sigan su ruta”, declaró en declaraciones que reprodujo el rotativo La Prensa de esa nación.

El Gobierno panameño estima que en su terrotorio hay cerca de 800 ciudadanos en condición irregular, aunque los administradores de la terminal de buses Albrook, en el centro de la capital, aseguran que al día llegan allí entre 100 y 200.

Muchos de ellos duermen en las bancas o en el piso a la espera de que sus familiares en sus naciones de origen les manden dinero para seguir con su trayecto hacia Paso Canoas.

En nuestro país, el Gobierno asegura que hay unos 2.500 inmigrantes distribuidos en diferentes albergues, al tiempo que días atrás anunció el cierre de la frontera sur para los que intenten ingresar en condición irregular.

De hecho, esta medida se reforzó luego de que ocho inmigrantes murieron ahogados, días atrás, en el Gran Lago de Nicaragua, entre ellos una mujer en aparente estado de embarazo.

Al cierre de edición de esta nota se estaba a la espera de reacción por parte de Cancillería y el Ministerio de Gobernación.