Por Julio Naranjo |4 de junio de 2016, 11:18 AM

Orlando, Estados Unidos. La Selección Nacional empató sin goles ante Paraguay en el inicio de su andar por la Copa América Centenario, un modesto debut del que se valora el punto pero se cuestiona el resto.

La igualdad, que deja a la Tricolor segunda junto a los guaraníes en el Grupo A, llegó precedida de un partido demasiado discreto, excesivamente recostado al físico y muy poco al espectáculo.

El choque ante los guaraníes, que en la previa se tildó de crucial, dejó ver más del rival que de La Sele, empujada atrás casi desde el primer minuto y ajena por largos y sentidos momentos de la propuesta.

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El estreno en la Copa no dejó ver entonces ni la dinámica ni el toque que hizo grande a este grupo en Brasil, dos inquietudes grandes que acompañaron los días previos al torneo continental. Al contrario, el equipo mostró dificultades en salida y escazas individualidades, con una dupla de ataque formada por Joel Campbell y Marcos Ureña que apenas si causó apuros a la defensa paraguaya.

Del primer tiempo se agradece el 0-0. La Sele fue ampliamente superada por los guaraníes en esa mitad, especialmente en esos largos minutos de acomodo que tanto le costaron a los ticos.

Consecuentes con su discurso del viernes los paraguayos se saltaron la línea media y le apostaron al juego de bandas, sacaron de la ecuación el control de Celso Borges y Yeltsin Tejeda y prefirieron poner sus fichas en los costados, especialmente en el que custodiaba Rónald Matarrita.

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Así sufrió La Sele, acosada por el constante embate de un equipo que salió decidido a buscar ese golpe tempranero, cercano en muy variadas oportunidades pero finalmente ahogado entre carencias propias y virtudes del rival.

Costa Rica, con apenas presencia en el área de Justo Villar, fue acomodando poco a poco la idea de Óscar Ramírez, acabó la inicial intacta y dosificada, un plus en medio del calor cansino de Orlando.

El segundo tiempo, con la temperatura más amigable y un Paraguay menos enérgico, dejó ver algo más de la Tricolor, que al menos adelantó un par de pasos en la cancha y por varios tramos supo hacer retroceder al rival.

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Pero eso fue todo. Ni los cambios del Machillo ni los de Ramón Díaz lograron sacar al juego de su estupor ni al marcador de su estática. Tampoco hubo opciones demasiado claras para ninguno. Fue un empate tan justo como aburrido.

La tarjeta roja para Kendall Waston, en los últimos segundos del choque, supuso el único golpe directo a la Selección, que deberá prescindir de su altura el próximo martes en Chicago, cuando el torneo lleve a la Tricolor a enfrentarse a Estados Unidos al ser las 6 p. m.