Por Juan José Herrera |20 de febrero de 2018, 6:08 AM

Los visitantes del Parque Nacional Volcán Poás ahora solo podrán disfrutar del coloso por espacio de 45 minutos y deberán hacerlo con previa reservación.

Esas son parte de las restricciones que implementará el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) cuando realice la reapertura oficial del parque, que aún sigue sin tener una fecha oficial, aunque en inicio se estimó que sería para esta Semana Santa.

En una visita guiada a la prensa, guardaparques del Sinac explicaron que ya recibieron la luz verde de las autoridades para iniciar con los trabajos de reparación de las instalaciones y la construcción de los refugios especiales, requisito indispensable luego de la erupción de abril anterior que obligó al cierre del parque.

Los refugios y la instalación de sensores que midan los gases son parte de las condiciones que las autoridades impusieron al Sinac ahora que las condiciones del coloso volvieron a la normalidad.

“Esos son los principales requisitos, pero también hay todo un tema de rehabilitación de las zonas, reparación de daños y demás. Apenas estamos en el proceso de selección de oferentes, por lo tanto es muy difícil hablar de fechas para la reapertura”, explicó Catalina Quesada, guardaparques del Sinac.

Como parte de esa intensificación en los controles de seguridad también se limitará el acceso al parque a 45 minutos, de los cuales solo 20 serán para observar el cráter.

De igual forma el ingreso deberá realizarse con previa reservación y los grupos no serán mayores a las 100 personas.

Anteriormente el parque permitía un ingreso ilimitado de personas por el tiempo que desearan y la entrada se conseguía directamente en el parque.

“Son normativas que hay que entender y acatar. Antes en un fin de semana habían dos mil o cuatro mil personas, en caso de una emergencia no podemos pensar en una evacuación efectiva con esos números, por eso las restricciones”, añadió Quesada.

El parque también variará su horario de atención, que ahora será de 7 a.m. a 2 p.m., y ya no de 8 a.m. a 3 p.m., esto para facilitar la visibilidad del cráter mientras haya público.

Daños.

Casi un año después de la erupción del Poás, que acabó con el domo en el cráter, las cicatrices en el parque son palpables.

Barandas, aceras y techos dañados por las piedras que expulsó el coloso son parte del paisaje ahora.

La laguna del cráter apenas volvió a formarse con las lluvias de enero y los senderos e instalaciones lucen el abandono de un año de inactividad.

Solo 5 de los 12 guardaparques del volcán Poás se mantienen en la zona, los demás fueron reubicados, mientras que unas 25 personas de las empresas concesionarias (tiendas y demás) ya no laboran en el parque.

El comercio aledaño sigue luchando por mantenerse a flote, con pérdidas de cerca del 90% de sus ventas debido al cierre del parque, un golpe que esperan se revierta lo antes posible.

La mayoría se mantiene gracias a la visita de turistas que desconocen del cierre del parque y llegan hasta la zona, una afortunada desilusión que se repite todos los días con nacionales y extranjeros.

“Aquí somos pocos los que hemos seguidos, muchos han cerrado y despidieron a sus empleados a la espera de que se reabra el parque”, aseguró Mayela Masís, de Souvenirs Quieres, uno de los negocios más cercanos al parque.