Por Juan José Herrera |9 de marzo de 2022, 14:36 PM

El sistema financiero costarricense mira con cautela el impacto que el conflicto entre Rusia y Ucrania tendrá en la morosidad de la cartera crediticia nacional.

Rocío Aguilar, jerarca de la Superintendencia de Entidades Financieras (SUGEF), aseguró que realizan un “seguimiento estrecho” de la situación, pero que ahora mismo cualquier proyección es incierta, pues la única certeza es que habrá un impacto sin que esté claro su magnitud.

“Ya veníamos observando cambios, pero no por este elemento geopolítico, sino más bien por el retiro de ciertas medidas a niveles de los bancos centrales para tratar de contener la inflación.

“Pero hablar de las implicaciones que esto tendrá en los sistemas financieros es difícil. Hoy hay que analizar los cambios en los precios de los commodities (materias primas), un incremento importante en el tipo de cambio que también repercute en el precio de los combustibles y que, a su vez, repercute en las tasas de interés y por supuesto en la parte crediticia”, dijo Aguilar.

A enero anterior, el indicador de morosidad del sistema financiero nacional se reportó en 2,32%, ligeramente superior al 2,29% con el que cerró el 2021 y ₡591.775 millones con una morosidad mayor a los 90 días.

Esos números, según Aguilar, son producto de un 2021 de bonanza, gracias a las medidas que la banca tomó para contener el impacto de la pandemia y la política monetaria expansiva que también defendió el Central.

A eso hay que sumar, según la jerarca, el impacto que la aprobación de la Ley de Empleo Público, que precisamente materializa el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

“El conflicto encuentra al país prácticamente a las puertas de que la posibilidad del acuerdo con el FMI se convierta en una realidad, los elementos que habíamos visto de la etapa más cruda de la pandemia se empiezan a disipar, hay un aumento en el empleo y empezamos a volver a una etapa prepandemia.

“Créditos habían recibido suficiente apoyo, los bancos se encuentran con buena salud y buena cobertura para apoyar a los deudores y la expectativa es que este año aquellas empresas que no lograban salir iban a empezar a asomarse, pero hoy por hoy cuánto de ese proceso faltaba es ahora difícil decirlo, porque pasamos de estar preparados para esa etapa a estar de nuevo con una montaña al frente”, añadió.

La superintendente insistió en que la magnitud del golpe dependerá, principalmente, de la extensión y profundidad que pueda tener el conflicto.

“La verdad que hoy tenemos es la incertidumbre, todo es especulativo, un aumento en el tipo de cambio, un aumento en las tasas de interés puede ayudar a combatir la inflación, pero podría tener un impacto en la calidad de las carteras, la parte positiva es que los bancos terminaron con buenas estimaciones”, dijo.

Sobre la posibilidad de retomar algunas de las medidas que se acogieron durante la pandemia, como el congelamiento de intereses o la ampliación de periodos de gracia, la jerarca insistió que nada se descarta, pero que ahora mismo los pasos deberán tomarse con cautela.

“Una de las cosas que aprendimos en este proceso (pandemia) es la importancia del monitoreo y la toma de decisiones oportunas. Si observáramos que es necesario ajustar algunas medidas para extender o ajustar medidas en beneficios para que no vaya a destrozarse por ejemplo el parque empresarial o una cosa de estas, las estaríamos recomendando al Conassif que es el que toma las decisiones, pero al día de hoy todavía no estamos preparando a ningún cambio respecto a lo que veníamos haciendo”, finalizó.