Por Stefanía Colombari |13 de abril de 2024, 8:05 AM

Los antibióticos son fármacos utilizados única y específicamente cuando hay presencia de una infección causada por bacterias, con el objetivo de matar a dicho microrganismo o dificultar su multiplicación. Sin embargo, su mal uso, en lugar de combatirlas, puede convertirse en un manual de instrucciones para que estas entiendan cómo defenderse de dicho antibiótico y de esta manera volverse inmunes para siempre.

De acuerdo con el epidemiólogo de la Universidad Nacional, Dr. Juan José Romero, existen varias formas en las que la resistencia puede ocurrir.

La primera sucede cuando los veterinarios sobredosifican o subdosifican los antibióticos en los animales. En estos casos, de acuerdo con el epidemiólogo, las bacterias generan una serie de mecanismos de neutralización y posteriormente muchos de los productos que se originan de esos animales llegan a las personas, las cuales adquieren los genes de la resistencia.

La segunda causa es cuando los mismos médicos en los hospitales recetan a los pacientes un antibiótico que no es el adecuado, en una dosis o por un tiempo inadecuado.

Según Romero, la tercera forma en la que las bacterias se vuelven ultrarresistentes tiene que ver con el uso que los mismos seres humanos le dan al antibiótico.

“Yo voy con un cuadro bacteriano, me atienden en el hospital y me mandan con antibióticos por cinco días, cada 12 horas. Resulta que a los tres días ya me siento bien y entonces, los últimos dos días, no los tomo. Ahí estoy favoreciendo la resistencia los antimicrobianos”, comentó el especialista.

De lo anterior se genera la cuarta causa de la resistencia a los antibióticos y fortalecimientos de las bacterias y eso es compartir tratamiento restante con allegados.

¿Qué hago con las otras cuatro pastillas que quedaron sin usar? Se las regalo al vecino, se los doy a mi hijo, se los doy a mi abuelita. Porque como a mí me hizo bien a los tres días se cree que en dos días también le va a servir a otra persona, y lo que estamos haciendo es favorecer que se la resistencia”, agregó Romero.

La quinta acción inadecuada que explica el especialista es tomar los sobrantes y tirarlos por el inodoro. Esto hace que los residuos de antibióticos se vayan por los alcantarillados y finalmente hasta el mar. Por esta causa es que se han encontrado genes de resistencia en bacterias de animales marinos que nunca habían tenido contacto directo con un antibiótico.

Por su parte, el médico infectólogo, el Dr. Álvaro Avilés, suma a las causas anteriores, una sexta, el uso excesivo de pesticidas que facilitan que se transmita información de resistencia de un tipo de microbio a otro y el uso de los antibióticos en la industria cárnica como promotores de crecimiento.

El Dr. Avilés comentó, que las infecciones cada vez van surgiendo en mayor cantidad y con mayor gravedad, al punto en el que hay alguna de ellas calificadas como intratables.

“Obligarán a que, dentro de un tiempo, como sucedió hace muchas décadas, a esconder a las personas dentro de los lazaretos, en algún sanatorio de incurables como se llamaba los principios del siglo XX, para que la vida cobre su historia natural y el rumbo siga, porque no habrá qué ofrecerles y las personas probablemente van a morir”, aseveró el médico.

El infectólogo explicó que las bacterias ultrarresistentes pasan una factura económica a los sistemas de salud, ya que obligan a internar a una persona e incluso aislarle, lo que multiplica los costos operativos intensamente, ya que se deben utilizar equipos especiales para evitar que se disemine el resto de la infección al resto del hospital.

También afirmó que obliga a los hospitales a utilizar antibióticos cada vez más escasos y caros, debido a que en los últimos 20 años la industria farmacéutica ha producido uno o dos antibióticos nuevos y el resto son modificaciones, es de estructuras previamente existentes.

“No es que tan graves pueden ser, sino que ya lo son y lo único que les queda es seguir creciendo a ser más graves. ¿Qué podemos hacer? Pedirle un uso racional de antibióticos, educar a la población que los antibióticos no lo curan todo, a no usarlos cuando no están indicados, a tomarlos adecuada y completamente cuando están prescritos por causa claramente demostrable y a regular el consumo extrahospitalario en la comunidad humana y animal, explicó el doctor.

Entre las bacterias con cada vez menos alternativas de tratamiento están los estafilococos y similares, los bacilos negativos, salmonela, tuberculosis resistente, VIH resistente y enfermedades por hongos resistentes, especificó Avilés.

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