Por Juan José Herrera |3 de julio de 2020, 17:14 PM

La decisión del BAC de suprimir 187.526 tarjetas de crédito a 79.789 de sus clientes es la primera materialización del riesgo de exclusión financiera que entidades como la SUGEF o el Banco Central ya le habían advertido a la llamada ley de usura.

La reforma legislativa a la Ley de Promoción de la Competencia y Defensa Efectiva del Consumidor, aprobada en junio anterior, definió un techo de 39% para las tasas de interés que las entidades financieras formales pueden cobrar en el país.

Esto incluye bancos, tiendas o cualquier otro establecimiento debidamente inscrito que ofrezca préstamos o ventas a crédito.

Sin embargo, las autoridades financieras y otros especialistas advirtieron durante la discusión del proyecto que rebajar las tasas de interés significaría empujar a los ciudadanos al sector informal, pues otras entidades necesitan de los intereses para atenuar el riesgo financiero que supone atender necesidades de personas con escasos ingresos o sin mayores garantías.

“El tope establecido provocará la exclusión de cerca de una tercera parte de las personas con tarjeta de crédito, quienes deberán recurrir al crédito informal; lo cual implica un retroceso en el proceso de bancarización”, advirtió en noviembre la Asociación Bancaria Costarricense.

Este viernes, la propia ABC recordó esa advertencia.

“La banca, al igual que toda actividad comercial, tiene que ir ajustándose a las realidades y las circunstancias, como lo ha hecho con el COVID-19 y lo hará en función de la nueva Ley de Topes a las Tasas de Interés; que les está obligando, tal y como lo advirtió la Asociación Bancaria Costarricense en su momento, a revisar los modelos de negocio, en aras del compromiso con sus clientes y la sostenibilidad del quehacer bancario”, dijo en un comunicado.

“En estos momentos estamos viendo las consecuencias ya avisadas por una gran cantidad de entes o analistas que habían dicho que muchísimas personas obviamente no iban a calificar para un sistema de financiamiento de alto riesgo o con pocas garantías, eso estaba claro y no es ninguna sorpresa. Tanto así que ya se habla de un posible anuncio similar de cuatro bancos privados para la próxima semana”, afirmó el economista Daniel Suchar.

Danilo Montero, director de la Oficina del Consumidor Financiero, aseguró que ver a otros bancos adoptar medidas como la del BAC no solo es posible sino además lógico, porque un cambio de reglas importante también se tiene que sentir en esas decisiones.

“Sería totalmente lógico que veamos más anuncios similares próximamente, no sorprendería nada. Los bancos van a apostarle a clientes que les dejen más ganancia, el juego cambió para todos y pensar que el sector financiero iba a seguir toda la vida igual con un cambio en las tasas era ilusorio.

“El BAC no es un banco tico, es un banco colombiano, son muy sofisticados en la medición y saben cuánto genera cada uno. Esta decisión no fue de miércoles para jueves, es algo que ya tenían clarísimo desde la discusión de la ley”, señaló.

Incompetencia

Welmer Ramos, diputado del PAC y principal impulsor de la reforma junto al liberacionista David Gourzong, aseguró que las razones del BAC para esa medida no solo no son de recibo, sino que buscan esconder los efectos de la pandemia del COVID-19 detrás de la nueva ley.

“Para nada es de recibo que lo que está haciendo el BAC o lo que estén planeando otros bancos en esa línea sea consecuencia de esa ley aprobada. Estamos ante una de las peores crisis de la historia, hay 500.000 personas despedidas en Costa Rica y cientos de pymes sin ingresos, estamos hablando de una coyuntura de calamidad.

“Si alguien me dice que no puede generar rentabilidad por debajo del 39% es una incompetente o tienen una voracidad muy grande”, cuestionó.

Ramos reaccionó con molestia a la decisión del BAC y argumentó que se busca desmeritar una reforma que “acabó con la esclavitud financiera” y que frena a cientos de entidades que han subsistido “pegados a la yugular del pueblo” mediante intereses abusivos.

“Tuvieron un negocio de sobre endeudar a la gente a tasas de interés altísimas, lucrando por la ignorancia financiera o necesidad de la gente. Eso se acabó ahora”, sentenció.