Por Luis Jiménez |7 de julio de 2020, 16:43 PM

Una familia de cinco integrantes oriunda de Sabanilla de Montes de Oca, San José, vivió momentos angustiantes el domingo anterior cuando estaba de visita en Playa Espadilla, Quepos.

Eran las 7 de la mañana cuando Mónica Cartín e Iván Ureña llegaron acompañados de sus hijos de 11, 8 y 5 años al paradisíaco lugar, ubicado muy cerca del Parque Nacional Manuel Antonio, para disfrutar de un día en familia.

“Cuando llegamos yo vi a los cuatro guardavidas y les dije a mis hijos que hablaran con ellos para saber cuáles lugares eran seguros. Los muchachos nos explicaron sobre las corrientes y nos aconsejaron no meternos más allá de cuando el agua está sobre la cintura”, cuenta Mónica.

Tras permanecer varios minutos en el mar, los guardavidas, quienes pertenecen a la Unidad de Búsqueda y Rescate Acuático de la Cruz Roja Costarricense, les pidieron salir porque en ese momento el mar no era seguro y les señalaron otro sitio donde sí podían estar.

“Yo me quedo con mi hijo menor en la playa y mi esposo se fue con los más grandes a meterse donde era seguro, pero en algún momento levanto la vista, veo a mi hijo del medio que está en la orilla, busco cerca y no veo a mi esposo ni hijo mayor, me levanto, doy varios pasos y en ese instante escucho el silbato de los salvavidas y veo que corren, ahí caigo en consciencia que mi esposo e hijo estaban en peligro junto con otra muchacha. No lo podía creer y hasta quería entrar para ayudarlos”, agregó.

En cuestión de segundos, el mar pasó de estar tranquilo a revoltoso, había torbellinos por todo lado y mucho oleaje.

“Yo distinguía a mi esposo, pero no a mi hijo; veía brazos, flotadores, cabezas y no sabía qué hacer. De repente observo que mi hijo está sobre una tabla de surf gracias a un lugareño que brindó ayuda. Además de mi familia que estaba en peligro, una muchacha también vivió de cerca el peligro”, cuenta Cartín.

Ese día, al parecer, el mar estaba tranquilo en el sector donde se encontraban, pero tuvo un cambio repentino con varios sets de olas que azotaron la playa. Cuando la corriente entraba lo hacía con mucha fuerza, arrastrando todo a su paso, llevándose consigo a estas personas.

“El guardavidas me dijo que el mar no estaba peligroso; sin embargo, el oleaje cambió de un lugar a otro, ellos no creyeron que se iba a poner tan bravo. Fueron varias olas grandes que no los dejaban salir”, expresó.

Gracias a la rápida acción de los cuatro guardavidas, la familia conformada por Mónica, Iván y tres menores regresó a casa con una anécdota más que contar.

“Ellos son mis héroes sin capa, pero con flotador. No puedo evitar pensar qué hubiera pasado si estos héroes no hubieran estado allí. Gracias a ellos anoche (domingo) mi familia durmió completa”, añadió Mónica.

Mónica e Iván tienen 17 años de casados y más de 25 de estar juntos.  

Playa Espadilla es una zona relativamente tranquila, pero a veces las corrientes suelen ser traicioneras y se mueven de un lugar a otro por lo que no son fijas.

Solo ese fin de semana, la Unidad de Búsqueda y Rescate Acuático de la Cruz Roja Costarricense que trabaja en esta playa del Pacífico Central, rescató a nueve personas que pudieron morir ahogadas, víctimas del fuerte oleaje y corrientes marinas.