País se enfoca en disminuir desperdicio de alimentos para atacar desnutrición
Un estudio basado en el caso del tomate encontró que en el país hay entre un 3% y un 11% de la producción que no es aprovechado
De acuerdo con los datos del Programa Mundial de Alimentos “795 millones de personas en el mundo no tienen suficientes alimentos para llevar una vida saludable y activa”. En Costa Rica las cifras del Banco Mundial indican que un 5% de la población sufre de desnutrición.
Desde la Escuela de Agronegocios del TEC, y con la ayuda de organismos internacionales y organizaciones nacionales, el país apunta a la disminución del desperdicio de alimentos para atacar esta problemática.
Laura Brenes, docente de esta carrera y miembro de la red latinoamericana y costarricense de Disminución de Pérdidas y Desperdicio de Alimentos, explicó que ellos se enfocan en dos puntos diferenciados.
“El desperdicio se da cuando hay un alimento producido y no consumido que es desechado cuando tienen valor, mientras que las pérdidas se dan durante la producción y el proceso que lleva el producto a los consumidores”, señaló Brenes.
La experta indica que muchas veces se desperdician alimentos frescos porque no cumplen con las “características sensoriales de lo que nos gusta”, lo que lleva a que se desperdicien o se pierdan 1.300 millones de toneladas de alimentos en el mundo entero.
Este desperdicio además de afectar a millones de personas acarrea problemas de salud para grupos en peligro, como a los niños.
Según la Unicef el 5.1% de los niños y niñas costarricenses entre 1 y tiene años sufren de desnutrición severa o moderada. En el caso de los niños atendidos en el sistema Cen Cinai, el dato aumenta al 8.3%.
La doctora María Eugenia Villalobos, jefa de la Unidad de Investigación y Vigilancia de Crecimiento y Desarrollo de Cen Cinai ennumeró los peligros de la falta de nutrición en los más pequeños.
"Estos niños crecen presentando problemas de sufrir enfermedades crónicas en la etapa adulta, además estos niños tienden a tener problemas de aprendizaje y bajo rendimiento escolar", señaló la doctora.
Ante esta coyuntura el país recientemente empezó a trabajar con estos temas, a sabiendas de la necesidad de lograr ser más eficiente con la producción alimenticia.
El TEC forma parte de la iniciativa Save Food de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). En el marco de este trabajo conjunto se están realizando los primeros estudios para poder conocer la realidad del desperdicio y pérdidas de alimentos en Costa Rica.
Un estudio de caso enfocado en el tomate encontró que en el país hay entre un 3% y un 11% de la producción que no es aprovechado.
A futuro las investigaciones sobre cebolla, productos lácteos, restaurantes, hoteles y comedores infantiles estarán listos para conocer aún más en qué lugares es necesario mejorar la eficiencia del proceso de producción alimentaria.
“Se necesita un trabajo integral, que va desde aspectos técnicos a una concientización para darle valor al proceso de producción y entender cuánto vale la comida”, aseguró Brenes.
La Cámara Costarricense de Restaurantes y Afines, Cacore, es una de las instituciones que trabaja junto al TEC y la FAO en este tema.
“Hace seis años Cacore desarrolla el Plan Nacional de la Gastronomía Costarricense Sostenible y Saludable, en la que contamos ejes como la reducción de desperdicios, que impacta costos”, señaló María Emilia Morales, de la junta directiva de la Cámara.
Morales explicó que trabajan en implementar tres rutas de restaurantes carbono neutrales, con 10 establecimientos en cada grupo, que permitan demostrar que es “posible y rentable” trabajar de esta manera, maximizando los productos.
Brenes complementa esta visión, al recordar que cada vez que se bota una pieza de fruta o vegetales, o un productos que se venció en la alacena, se está desperdiciando el esfuerzo y fomentando la producción de gases de invernadero al aumentar la cantidad de basura.
En Cacore se dan cursos voluntarios y se trata de crear conciencia entre los dueños de restaurantes en las ventajas de no desperdiciar los alimentos y servir porciones que van a ser consumidas.
¿Qué hacemos en casa?
Brenes invitó a todos a prestar atención a esta problemática. Fue clara al explicar que no se trata de poner en riesgo la salud de los consumidores, sino que estos aprovechen los alimentos sin desperdiciar lo que millones en el mundo desearían tener.
En un mundo donde la FAO llama la atención porque un tercio de los alimentos se pierden y el Banco Mundial destaca que “las calorías desaprovechadas alcanzan un 15% de los alimentos disponibles para el consumo humano”, es importante aprovechar lo que se tiene, lo que se compra en casa.
La experta del TEC recomienda realizar una mejor gestión de las alacenas, comprando lo que se necesita y se sabe se va a consumir, no comprar más de lo necesario.
“No es desestimular el consumo, es ser eficientes”, concluyó Brenes.
La próxima vez que vaya a botar una fruta porque está picada recuerde que la según la FAO “36 millones de personas podrían cubrir sus necesidades calóricas tan solo con los alimentos perdidos o desperdiciados a nivel de puntos de venta directa a consumidores”