30 de diciembre de 2014, 11:13 AM

El presidente de la república, Luis Guillermo Solís, viajará la próxima semana a una reunión bilateral con el gobernante chino.

En primera instancia afirmó que el tema del canal de Nicaragua debería estar fuera de toda conversación con su homólogo asiático.

Y así será. De manera oficial el tema no se encuentra en agenda, pero Solís intentará conversarlo de manera informal por el impacto que puede tener para el país.

Muchos se oponen a la construcción de este ambicioso proyecto. Otros están solamente a la espera del inicio de las obras para oponerse. En ese proceso, cada vez son más grandes las dudas de si Nicaragua podrá concretar en esta ocasión su eterno proyecto.

La intención es construir un canal interoceánico que comunique el Atlántico con el Pacífico a través de una ruta de 278 kilómetros. Según las previsiones sería tres veces el tamaño del Canal de Panamá.

Este canal podría recibir barcos mucho más grandes que los que pasan por panamá.

El gran proyecto fue entregado en concesión a la empresa HKND Group, encabezado por un empresario chino. Se le concesionó su explotación por 50 años, prorrogables a 50 más.

Uno de los aspectos que más oposición tiene es que 105 kilómetros de este canal pasarán por la Reserva el Cocibolca, la principal reserva de agua dulce de Centroamérica. Eso ha generado grandes manifestaciones en las localidades cercanas a esta construcción.

Según proyecciones del gobierno nicaragüense la construcción de este canal supondría que el empleo formal se triplique, que para el 2018 casi medio millón de personas salga de la pobreza y el producto interno bruto crezca en casi 10 mil millones de dólares, es decir se duplicaría.

Aunque el gobierno mantiene la luz verde al proyecto, la construcción lleva ya 8 días de atraso debido a la gran cantidad de protestas.