Por Gloriana Casasola Calderón |6 de octubre de 2022, 7:30 AM

Un cartel escrito a mano y una bandera de Venezuela acompañan a esta familia de migrantes en busca de un mejor futuro.

Ángel, su esposa y sus cuatro hijos de 14, 12, 6 y 1 año, dejaron atrás su país y se enrumbaron en una peligrosa travesía hacia Estados Unidos. Llegaron a Costa Rica hace poco más de una semana, tras caminar kilómetros en medio de ríos y montañas.

Junto a ellos viaja su primo, un joven de 25 años que se vio obligado a abandonar su país. Aunque el camino es difícil, peligroso e incierto, la situación en Venezuela no les dejó otra opción.

Los siete integrantes de la familia sobrevivieron al tapón del Darién, pero 150 personas que viajaban en el mismo grupo no lo lograron.

Los dos son mecánicos industriales, pero ahora se ganan la vida vendiendo dulces en los semáforos de Escazú.

Su paso por nuestro país es temporal, lo único que buscan es reunir dinero para continuar con su sueño de llegar al norte.

Como ellos, hay muchos más migrantes en las calles de la capital empujados por la crisis de su país y a la espera de continuar un viaje sin visa hacia un mejor futuro.

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