Por Juan José Herrera |13 de octubre de 2020, 17:11 PM

El próximo sábado está previsto que se lleve a cabo la sesión de inicio de la llamada mesa de diálogo multisectorial que anunciaron el pasado domingo los poderes Ejecutivo y Legislativo.

De sus 29 integrantes se espera que salgan propuestas concretas, pero sobre todo posibles, para atender la crisis económica y social del país, principalmente en lo relativo al histórico déficit y la elevada deuda.

Sin embargo, en sus primeras 48 horas, la idea ha recibido más cuestionamientos que aplausos, especialmente por su conformación y la verdadera representación que los diferentes sectores de la sociedad tendrán en ella.

Sindicatos, diputados, empresarios y cámaras han criticado la integración de la mesa y su efectividad bajo los parámetros anunciados.

La principal queja es que no hay paridad entre los votos que cada sector tiene dentro del órgano y la afectación que cada parte asumiría con las decisiones que ahí se tomen.

Por ejemplo, el sector productivo acusa que mientras ellos representan el 85% de los ingresos del país solo sumarán cuatro votos; los sindicatos que ellos representan a la mayoría de trabajadores, pero también tendrán solo cuatro cupos.

“Eso no tiene ni pies ni cabeza, usted tiene al sector privado diciendo nosotros somos las gallinas acá y nos están invitando a una fiesta de zorros, donde precisamente se va a decidir cuál es el menú para almorzar al día siguiente, ¿adivinen qué van a decidir que se van a comer?”, cuestionó este martes el exdiputado Otto Guevara en el programa 7 Días Radio.

“Quisiera ser más optimista sobre esta mesa, pero realmente la conformación real no la veo, para mí ahí está la trampa.

“Si acaso no se llega a un acuerdo donde se cumpla el objetivo planteado por el Poder Ejecutivo y Legislativo, el Gobierno tendrá la potestad de implementar aquella política pública que considere a su juicio que se debe implementar”, añadió la politóloga Fanny Ramírez en el mismo espacio.


¿Qué dicen los responsables de esa conformación y de definir las reglas del diálogo?

Contrario a lo que apuntan los críticos, en esas decisiones no participaron ni el Ejecutivo ni el Legislativo.

“Una de las condiciones del Estado de la Nación en esa negociación es que ellos tenían que tener total independencia de la conformación de la mesa y sus reglas, tanto el presidente de la República como yo accedimos a eso, tanto así que los diputados quedamos afuera”, afirmó el presidente del Congreso, Eduardo Cruickshank.

Jorge Vargas Cullel, director del Programa Estado de la Nación (PEN), habló este martes largo y tendido con Teletica.com sobre ese proceso de diálogo y las reglas que lo marcarán.

Precisamente, el director defendió que, aunque imperfecta, la conformación de la mesa es la más adecuada para un proceso que dijo busca, ante todo, ser balanceado.

“El problema aquí es que relativizamos o creemos que la distribución es lo más central, todo el mundo ha estado discutiendo la aritmética de las sillas, perdiendo de vista el contexto, pero hay antes un criterio de realidad y es que no puede haber una mesa de 500 personas y que, aún así fuera, mucha gente va a quedar por fuera.

“Era entones imposible salir con una regla que satisficiera a todo el mundo porque no hay una regla clara cuando hablamos de la sociedad civil, no existe, no es como en la política que el que tiene más votos tiene más poder, no puede funcionar igual, entonces hicimos esa definición partiendo de que cualquier regla de distribución iba a ser imperfecta”, explicó Vargas.

La metodología establecida, según defiende el director, está pensada para ser un juego de pesos y contrapesos que evite que se conformen mayorías automáticas.

Para lograrlo, se definieron una serie de garantías o “válvulas” que impiden que eso suceda.

A grandes rasgos, cada propuesta que se discuta deberá apegarse a la solución del problema que se busca, el balance de ingreso y gasto que asumirá cada sector y la distribución de ese impacto entre los diferentes actores.

Un panel de expertos (que saldrán de la academia y que aún no está totalmente definido) valorará si las soluciones en discusión resuelven realmente los problemas medulares y, además, si se cumplen o no con esas reglas de balance.

Y finalmente está el “botón nuclear”, la estricta regla de que en el momento en que uno de los 29 actores se levante de la mesa, el proceso de diálogo acaba.

“Es una regla durísima, pero es la única que nos libra de empezar con ese jueguito de que se va uno y luego otro y al final decide un grupito. Aquí es o están todos o no está nadie, porque en la realidad es igual.

“¿Por qué una regla tan dura? Precisamente para darle una certeza al proceso de que a nadie se va llevar entre las patas a otro sector y que tienen que tener cuidado de no proceder sin valorar o consultar sobre la sensibilidad de las otras partes. Es una garantía de que todo lo que se acuerde tiene que tener consenso”, añadió.

Vargas negó también que el proceso de diálogo y el papel del PEN vengan a legitimar la discusión, porque añadió que tanto el Ejecutivo como el Legislativo tienen potestad y obligación en tomar decisiones con o sin la excusa del diálogo.

“¿Qué va a ganar el Gobierno diciendo va a tomar decisiones porque no fue posible el diálogo? ¿Eso va a evitar las quejas de los sectores o las manifestaciones? Ahí no se gana nada, pero perdemos todos.


“Los sectores mantendrán su capacidad intacta, esto no cambia nada, el Estado tiene que tomar decisiones con o sin diálogo, es su obligación, pero este es el único espacio para dialogar en las condiciones más difíciles que podemos enfrentar como son las actuales, después de ahí la gente podrá decir lo que le dé la gana, pero es momento de tomar decisiones”, aseguró Vargas.

Aún así, existe un último filtro que será el legislativo, pues aunque el Gobierno se comprometió a respetar las eventuales decisiones que salgan de este proceso, los diputados tienen la potestad y la obligación constitucional de frenar cualquier propuesta que no se apegue a los mejores intereses del país.

“De ninguna forma nos sentimos obligados a aprobar algo solo porque salga de esta mesa, pero hay una realidad y entendemos la necesidad que enfrenta el país y la importancia de esas propuestas que puedan emanar de una mesa donde está representada la sociedad, de manera en que creemos que la visoría que tendremos como diputados del proceso permita que todo lo que salga de ahí ya tenga un consenso político y legislativo”, dijo Cruickshank.

Las invitaciones a los 25 actores de la sociedad civil que integrarán esa mesa junto a los cuatro del Gobierno se empezarán a enviar este miércoles en horas de la mañana y los diferentes sectores tendrán hasta el viernes por la noche para comunicar quiénes serán sus representantes.

Si cualquiera de esos 25 sectores se declina a participar, la mesa de diálogo automáticamente será cancelada.