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¿Es aceptable que las personas celebren el asesinato de un delincuente?

Este miércoles, un agente del OIJ mató a un asaltante, una vez la noticia llegó a redes sociales, las reacciones hirvieron. La mayoría celebrando el hecho.

7 de noviembre de 2013, 5:38 AM

Este miércoles, un agente de la Sección de Homicidios del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) acabó con la vida de un sujeto, mientras este intentaba asaltarlo en Aserrí.

Una vez la noticia se publicó en redes sociales, las reacciones fluyeron de inmediato. Incluso, en el perfil de Facebook de Telenoticias, el post obtuvo 500 comentarios, la mayoría, celebrando el hecho.

Esta situación marca un punto que para los especialistas debe tomare con cuidado y atención, pues el que la gente se congratule por el fallecimiento de una persona, tiene su origen en varios ámbitos de la vida social.

Para el sociólogo de la Universidad Nacional, José Carlos Chinchilla, “estamos llegando a límites complicados”, pues lo que ocurre “es una percepción de inseguridad muy grave, y la gente está suponiendo que todo delincuente es un enemigo público y puede ser agresor de las personas”.

Así las cosas, surge una pregunta: ¿están las personas tan cansadas de la inseguridad que ya no les importa que un ser humano sea asesinado? Para Chinchilla, la respuesta es puntual, pero no por ello menos preocupante.

“Se genera un gran desvalor por la vida humana”, explica, al tiempo que agrega que “cuando desvalorizamos la vida en los mismos términos de los delincuentes, lo que creamos es un peligro mayor, si el delincuente empieza a percibir que no le van a respetar la vida, menos él va a respetar la de los demás”.

Comentarios como “héroe nacional”, “gracias oficial”, “si en las cárceles no hay campo, en los cementerios sobra”, y “buen trabajo”, reflejan lo que el especialista señala. La coyuntura actual motiva esta actitud de la sociedad, pues el tema de los reos que son puestos en libertad alimenta el odio desmedido.

“De cada mil que salen de prisión, 154 van a reincidir, eso dice que el sistema no está funcionando, entonces la gente le crea nervosismo y se siente más amenazada. Cuando decimos que lo mejor es eliminarlos, estamos hipotecando la vida de los inocentes, es muy complicado comentar esta imagen”, explicó el sociólogo.

Para Chinchilla, la responsabilidad por este fenómeno, que según él puede seguir avanzado y agravarse, es tanto de las autoridades, por un error en el sistema, como de las propias personas y los medios de comunicación, pues “se está siendo muy alarmista”.