Por Eric Corrales |5 de octubre de 2018, 10:34 AM

Ni la lluvia ni el frío, constantes en este oscuro viernes, lograron opacar las cacerolas y cucharas que con fervor sonaron en las afueras de la Asamblea Legislativa, hoy el punto de concentración de la lucha contra el plan fiscal.

Azuzados por el llamado sindicalista, cientos de manifestantes se aglomeraron en Cuesta de Moras para mostrar su repudio a la reforma tributaria, el principal foco de discordia en una huelga que suma 26 días.

Su clamor tuvo efecto a las 10 a. m. cuando salió a recibirlos el diputado del Frente Amplio José María Villalta, quien fue recibido en medio de aplausos y fotografías.

“Ni un paso atrás, mantenemos la lucha en el Plenario, no estoy solo, algunos diputados están conmigo, ustedes no son delincuentes, son el pueblo y no son los criminales que el Gobierno y su teatro quiere hacer ver”, expresó el legislador en medio de vítores.

Minutos después salió el diputado de Restauración Nacional Eduardo Cruiskshank, pero este se limitó a saludar y tomarse selfis con los huelguistas para luego desaparecer entre los policías.

Poco antes de las 11 a. m. los ánimos se calentaron en el costado este de la Asamblea: un conato de violencia obligó a actuar a los antimotines cuando un grupo de personas intentó quitar una de las barreras de metal que evita que los sindicalistas entren por ese sector al edificio legislativo.

Afortunadamente el incidente no pasó luego de que varios líderes sindicales llamaron a la calma a sus colegas.

Pasado el mediodía el sol era solo un pensamiento y el viento frío alejó a casi la mitad de los manifestantes que estaban desde temprano.

La mayoría fueron alentados con alimentos, bailes y palabras que salieron de sus líderes en tarima.

“Escuchen al pueblo, al humilde al trabajador, no al rico, al corrupto ni al vividor”, gritaron al unísono los remanentes de un movimiento que se espera vuelva a crecer cuando llegue el final de la tarde y con él, las noticias desde dentro del plenario.